14 de octubre de 2009

La guerra de los sexos III - Sobre la victoria de la histeria

Hoy monologo yo. La victoria de la histeria llegó para quedarse. De ambos lados, en todos los campos, en todos los batallones. Pequeños grupos insurgentes de histéricos, que cada vez se amplían más, avasallan a todo aquel que tiene la insensata decisión de tener una relación alguna vez denominada sana.
No pretendo ser idiota o minimalista: nobleza obliga a aceptar que un cierto nivel de histeriqueo codificado es interesante y hasta divertido por un período breve de tiempo. Que te paso mi teléfono pero te contesto uno de cada tres mensajes hasta la primera salida; que te llamo y no estás, y cuando estás, llegaste agotadísimo y sólo tenés tiempo para organizar nuestra visita al cine; que pierdo tu mail y te hago recorrer a todo el muestrario de mis amigas para que lo consigas de nuevo. A todos nos gusta ser presas y ser cazadores, es la gracia del juego. Pero un rato, hasta que queda establecido dentro de las reglas de juego que esto va a algo serio, o puede llegar a serlo. Y ahí, la histeria la ponemos en nivel 1 o 2 de 10, y jugamos con todos los demás botones de la consola que nos arma la mezcla de la relación con otra persona.
Pero cada vez más, y a mi pesar, me cruzo con historias que lo único que hacen es demostrarme lo rápido que se propaga esta peste de la individualización y el egoísmo entre la gente, por lo menos, entre los chicos y jovenes de la veintena de años, en todas sus combinaciones con otras cifras. Chicos enamorados, que no saben si ella quiere estar con él, lo ve como un amigo, o que no le dice como lo ve, pero de a ratos es el mejor amigo, y de a ratos el mejor amante. Y claro, atrás está ella, la que quiere ser conejita de playboy pero no le da para cadeta de McDonalds, la que necesita sentirse deseada y lo usa a él, el pobretón de turno que osó enamorarse de ella, para nunca perder a ese uno que siempre la desee. Y para eso, no lo suelta jamás, mostrándole solamente en los momentos en los que parece perderlo en brazos de otra, que ella en realidad también está ahí para su disposición.
Del otro lado, él, el que cuando le cuento a cualquiera mayor de 50 años no me cree que existe: la novedosa raza del histérico argentino. Generalmente fachero, este chico no lo hace por sentirse deseado, lo hace para sentirse poderoso (ojo, los dos combinan ambos aspectos, pero la mujer busca más el deseo, y el hombre más el poder). Sabe que la puede controlar, que puede no llamarla y lo va a llamar, que puede no hablarle y le va a hablar, que puede decirle que está con otra, y ella esperarlo a los pies de la cama. Tiene su pequeño séquito para controlar, que quizás no lo vean como un Adonis, pero seguro lo ven como un dios, y eso para él es suficiente.

Atrás de estos muchachos, hombres y mujeres que se preocupan mucho más por ser en sus mentes exitosos, que en la vida real y evitando que otras personas salgan lastimadas, los que se terminan pegando con sus paredes a 226 km/h. Hombres y mujeres que mueren por amar y ser amados, o que simplemente tuvieron la mala suerte de caer por estos pequeños monstruos de egoísmo, y que sufren de la duda de soltarlos y tratar de encontrar a alguien nuevo, con el miedo de no saber si existe; o bien, de seguir atados, a algo que saben que no es real, pero que por lo pronto se parece bastante. Lágrimas caen, puteadas se van con el viento y llegan a los oídos sordos de las nubes. Y así se sigue desarrollando el mundo moderno, con cada vez más de ellos, porque a nadie le gusta estar en el bando perdedor.


___________________________________________

esta es mi línea
porque detrás de todo
no quedan
ni tiempos, ni lugares
ni otras líneas que dejar
en esta línea te muestro
aunque no veas
mi alma
lo que vivimos juntos
dejo paso a paso
nuestro andar

esa es tu línea
intermitentemente paralela
a la mía
tan limpia y fresca
pareciera que nunca
jamás de los jamases
la hubieses pisado
sé que no
saltas y corro junto a tí
tratando de alcanzarte
sabiendo que no puedo

nuestra línea no existe
pero cada vez
que me muevo insensatamente
se cruzan en puntos
y se vuelve segura
y sigo corriendo
porque se que adelante
voy a chocarte
y no te liberaré más

años pasaron y mi línea
y tu línea y nuestra línea
nunca fueron una
y salteé casilleros
y escapé a líneas nuevas
y te veo aún a mi lado
pero estás tan lejos, tan lejos
que sé que indefectiblemente
tengo que dejarte
seguir con tu salteo
con tu escape de tu propia línea
y debo seguir la mía
tan segura desde un comienzo
hasta que se cruzó
[con la tuya.]

7 de octubre de 2009

Del Rock al Derecho en 21 años.

Sentada. Miro la pantalla y la verdad, o a decir verdad, no parece tan distinto. Al lado mío, el mismo televisor, la misma voz, el mismo vaso, el mismo resaltador. Detrás mío, la misma cama, el mismo conjunto de ropa desgarbada que resulta ser usada, el mismo conjunto estático de almohadones. Delante mío, la misma imagen de hace años, la misma entrada comprada con meses de anticipación, la misma cantidad de cosas que pienso que debería sacar del escritorio. Y es que nada parece demasiado distinto respecto de hace unos segundos.
Hago zapping, cambio los canales, apago el televisor y prendo la radio. Cambio los diales, voy y vuelvo entre emisoras, la apago. Reviso los diarios del mundo virtuales, los blogs de turno y el resto de las tareas que me corresponden donde me comentan la realidad del mundo. Reviso la cucha de mi perro, y me encuentro con sus ronquidos. Y es que no, todo parece igual que antes de que sucediera.
Abro los libros y las agendas, reviso los mails, reviso mi página, enciendo el teléfono y el celular. No, la temperatura, los tonos, las líneas, todo parece igual que hace minutos. Incluso, por mucho que lo intente y me mire al espejo, ni un gramo menos, ni un pelo más blanco, ni un centímetro de más en ningún lado.

12:38 am. De fondo, un tema cuyo título no parece ser evidente en el contexto en el que lo escucho: "Sunshine of your love". Pero su arpegio simple y real me recuerda que todo lo complejo puede parecer imposible de alcanzar, pero en realidad es mucho mas sencillo de entender que otras cosas. Un saludo se acerca, otro termina, uno está por comenzar. Las felicitaciones por un hecho imposible de evitar, son sucesivas. Pero así y todo, detrás de mis ganas de ser estrella de rock, y delante de mi necesidad de estudiar el derecho que organiza lo que creo que hay que desarmar y desarticular, hay una nenita que con sus rulos constantes se subía a su mecedora de caballito, y jugaba a la doctora con Juliana. Una nena que con zapatillas de danza negras y remeras de brillos, lejos de ser las sílfides que la rodeaban, hacía lo imposible por lograr encontrar eso que le iba a permitir expresar todo lo que necesitaba, mientras sus palabras llegaban mucho más lejos de los que pensaba. Una jovencita decidía dejar atrás todo lo que le molestaba, y empezar de cero, con gente que pudiera compartir con ella ciertas magias; tomaba las armas que le prestaban un ratito y saltaba por sobre las murallas que alguna vez le habían impuesto. Una adolescente completa compartía horas con adolescentes que le acompañaban en cada uno de los momentos que se suceden de la manera más feliz. Una joven que sale de su ámbito rodeado de murallas de cristal, de ideales impensados y destrucción racional, y entra en un ámbito que hubiese sido perfecto para repetir el modelo, salvo porque se cruzó con la necesidad de respirar. Una joven se mantiene firme por primera vez en la vida, en una forma de verla y vivirla, sin pensar si es buena, mala, simpática, atenta o lo que sea. La disfruta, y listo. Y ahora, esa joven, es jurídicamente capaz.

12:57 am. Y se supone que ahora sí puedo ser responsable por completo, más que hace 58 minutos atrás. Vaya uno a saber porqué. Porque lo que yo sé, es que lo único distinto, son las ganas de festejar.

2 de octubre de 2009

La guerra de los sexos II - De la aceptación y la negación (Lo que me costó la posesión de mi media naranja)

Pero vos no entendés, lo que pasa es que siempre hace lo mismo. Viene, se va, y después yo tengo que andar justificándola. No, si yo no soy un boludo, yo sé lo que anda haciendo cuando sale con las amigas... Sí, cómo no lo voy a saber. Esas pibas son una más trola que la otra. Seh... Acordate Lali. Sí, ESA Lali! La de Marquitos, la del Chino, la de Tomy! Sí, ésa. Bueno, es la primera en prenderse en las salidas que arma. Y sí, con compañeras de salida como ésa... Pero no seas pelotudo por dios! Vos me estás jodiendo? Que vaya con ella? Me estás jodiendo?! Ni en pedo. Con todo el cotorrerío ése, no me agarran ni en pedo. Que Pupi estuvo con Toti, que era el ex de Manu, que salía con Leo, que... No, boludo! Ni en pedo. Y los novios de las pendejas esas, los sometidos esos, ni en pedo. La última vez que se cruzaron con la redonda, fue cuando se chocaron con la bocha de polo los tarados. La otra vez venía de ver Instituto - Belgrano. Partidazo. Bueno, estaba uno de estos flacos... Nicky le decía la novia... Buah, cuestión que yo me puse a hablar del partidazo que recién terminaba de ver. Y el pelotudo salta y me dice "Belgrano... Y qué jugaban, cerca de Barrancas?" No, casi lo mato al imbécil. Pero la verdad, había garpado una banda porque ella se moría por ir y bueno... Vos decís que Carla va? Vos la dejás ir? Buah, si vos decís que sale joya, todo bien. Clara es un toque más tranqui que las otras locas... No, quiero decir, que es re tranqui, así que si la acompaña a Maru, va todo bien. Sale La Reina?

Vamos a Pachá no? Viene Lali no? Ah, menos mal. No, bolu', pasa que el otro día me dijo que Tomy se re calentó porque se enteró lo del chino...Y sí, pero también, si le cuenta a Luli que es la mejor amiga... Qué sé yo... Que se joda, también.. No, nada, a mí me encanta salir con ella, porque es como siempre, como cuando estábamos en quinto...Sí, buenísimo, las mejores noches con Lali. No, Car, no te enojes... Con vos también la paso increíble, pero vos me entendés, es que Lali es más zarpada, vos sos como más tranqui. Pero la pasamos re bien cuando salimos, lo sabés! Jajajaja... Bueno, dónde nos encontramos? En lo de Romi, ajá. Y Sofi? No viene? Por qué? Ah, el novio... Sí, ese pibe... No, es un desastre. Yo le dije que lo controle. Sí la otra vez fui yo con Fede, porque sabía que salía con él y un par más de los chicos, y Sofi no quería ir sola con ellos. Pero sino, ya sabíamos que iba a cagarla mal. Así que lo convencí y fui con mi bebé. Sí, igual, un embole, porque claro, como estaba ahí se hacía el buen pibe, pero estoy segura de que cuando sale con los pibes solo, yo lo conozco, se debe hacer el langa mal... CÓMO QUE VAN HOY A LA REINA?! NO ME DIJO NADA!! Ves?! Ves?! Después me dice que no, que no pasa nada, que sale con los chicos, pero no, yo lo conozco...Ah, ahora me va a escuchar. Pero no importa, porque entonces cuando salimos, olvidate, hoy la rompemos. Y que termine como termine. Si el se puede ir de joda con los amigos, yo también!