10 de abril de 2010

Antología del patchwork.


Reencontrar el camino.
Atrás, en el silencio, no queda nada. 
Todo lo que puedo ver está detrás mío.
Detrás nuestro si así lo decidimos. 
Un pasado gris.

Sofocantemente agotador,
todo es único,
todo es distinto cuanto más similar parece.
Y ahora el cuerpo,
la sangre, la mente, el misterio, 
todo se traduce en miedo.
Pareciera que somos ángeles,
hell angels.
Eso creemos, y seguimos
habiendo encontrado el camino.

Asustada corro.
Me desarmo, me rearmo, me repito.
Leo en tu mirada
la suerte, el desamor, la ternura.
Cuando más segura
todo creía
más me destruyo.
Y no queda absolutamente nada
                                                 [nada por perder, 
                                                                            o por ganar]

La guerra de telón de fondo
supera cualquier sinfonía interna
que pueda revivirme.
Supongo que no lo oyes,
¿o es que no quieres oírlo?
Los truenos, los gritos, las balas. 
Acontece la noche.

Dejar un mundo añejo y descolorido.
Desgastado por el paso del dolor
y corroído por el paso del tiempo.
Todo en un solo movimiento.
Aunque no quieras creerlo, 
nada es lo que parece.

En mi mente, tú.
En mi mente, el pavor,
la soledad, austera.
Cuando menos la esperaba,
cuando la creía perdida,
en mi mente, ella.
                          [Y los suspiros del desaire cada vez más internos.]