29 de mayo de 2010

Miedo.-

Miedo de que esto nunca termine.

Miedo, mucho miedo.
Miedo de no poder decirlo nunca.
Miedo, mucho miedo.
Una pared que corre hacia nosotros, 
y nosotros que no nos movemos.
Hoy, otra vez.
Mañana será otro día 
                               [más]
Miedo de no poder esconderme. 
Miedo, mucho miedo.
Miedo de no poder de dejar de llorar.
Miedo, mucho miedo.
Alrededor mío no queda nada,
nada más que el miedo que me rodea.
Así, simplemente.
Ayer ya pasó
                   [para siempre]
Miedo de no saber cómo volver.
Miedo, mucho miedo.
Miedo de no saber cómo solucionarlo.
Miedo, mucho miedo.
Cuando todo queda tan oscuro que
lo más claro es nuestra roída sombra.
Ahora, todo.
Ahora, nada
                 [nada más]

26 de mayo de 2010

Bocanada de aire fresco.-

Una bocanada de aire fresco, eso era ella para mí. Nunca entendí si estaba en su mirada, en su voz, en su risa. Creo que era mi ignorancia en el arte de entender su intrincada personalidad, pero fuera lo que fuese, era como volver a respirar cada vez que la veía.
De lo que hablaba, no lo sé. Hablaba mucho, y casi siempre sin demasiado filtro, lo que volvía sus cuasimonólogos bastante complejos de seguir. Hablaba de una manera fluida y y casi como si fuera un solo río, pero la realidad es que era un caudal insostenible de pensamientos.
Amaba como hablaba y yo no me dejaba amar. Más que amar, avasallar por su tierna locura. A veces, incluso, parecía que ella misma era avasallada por su propia pasión. No podía soportar que el mundo se cayera a su alrededor y ella no pudiera hacer nada para solucionarlo. Pero yo no entendía lo maravilloso que tenía su incontinencia emocional, incluso cuando eso era lo que me salvaba.
Una lluvia violenta durante una calurosa tarde de verano, eso era ella. Incluso aquella mañana en la que después de atacarme, desapareció para siempre.

21 de mayo de 2010

Nudo.-

Esa necesidad que me carcome ahora no es la misma que antes.
Antes, ese antes inmenso que atacaba todo lo que me rodeaba.
Esta angustia es nueva, y coincide con esa extraña manera de amar.
Incluso creo que ya no existe mi realidad, es todo fantasía.
En mi mente, un mundo mágico se crea y reprime constantemente.
No hace a mí desarmarlo o darlo a luz, es tan independiente como mi respiración.
Tu mirada acusadora en mis ojos se repite.
La película de tu partida y mi delirio se hacen una en sí.
Misteriosa manera de extrañar esta la de sufrir.
El dolor en el pecho no para, y pareciera que nada lo hace.
Desastre a mi alrededor, ruinas que se caen a pedazos.
Somos dos, soy una. 
Cada cual recita lo de cada quien y no hay palabra austera.
Como si la noche no me conociera, así, tan igual a siempre.
Y el silencio del sufrimiento corre en mis oídos
                                               [podría ser tan irreal como parece, pero no]

Ahora todo fluye en mi imaginación pordiosera.
Caen las imágenes con la facilidad de una escena fílmica.
Mis lágrimas, tus gritos, el rencor desalmado.
Quisiera ser un cuerpo.
Los cuerpos se destruyen al dejarse estar en el tiempo.
Las personas no tenemos esa suerte.
El presente, potencialmente tan agradable, no me regala su sonrisa.
Algo no está bien, dice alguien en mi mente.
Yo misma me deshago de las bondades y las risas.
Aunque no lo parezca, no soy tan honesta ni tan amena
                                                                    [somos dos los mentirosos]

No alcanza con decidirse.
No alcanza.
La presión cada vez más inútil se apodera de mi consciencia.
Mi inconsciencia se fue cuando perdió la última batalla de voluntades.
Es que nadie se queda donde no tiene nada que hacer.
Me siento frente a mí y me miro absorta. 
Jamás me imaginé tan insulsa y desabrida. 
Soy el fantasma de lo que esperaba ser.
La pantomima de tus sueños.
Tus ojos no están al alcance de mis manos, por mucho que lo intentemos
                                                                   [y sé que los dos lo queremos]

Las letras se hacen innumerables y la somnolencia empieza a vencer.
Somos los desesperados del amor.
Ese sentimiento esquivo que no nos quiere dejar en paz.
Veo el acto de nuevo y te imagino ya devastado.
Quisiera poder evitarlo, ser la persona que debería estar siendo.
No la que vos querés, ni siquiera la que yo quiero ser.
La que podría estar siendo. 
El enemigo público número uno te habla. 
Estás rodeado, no hay donde escapar ni cómo.
Cuanto más lo escondes, más te destroza.
Otra vez la noche se vuelve negra y la ciudad su perfecta cómplice.
Supongo que ya no puedo cambiar
                                       [las personas no cambian me dijiste]

Los ojos secos ya no llueven.
La hiel me atraviesa y las manos se mueven solas.
Suenan dos o tres notas ineptas.
Cuando aprendan a sonar serán realidades.
El tiempo que no vuelve pasa.
Pasa, pero no lo suficientemente rápido.
Quisiera no tener que volver a empezar nunca más.