Las uñas rojas
Las uñas rojas completaban el look de solterona empedernida nomás. Si hubiese estado en batón y acariciando un gato con 70 años,la idea clicheana hubiese sido completa. Pero no,le alcanzaba con 22 años,la mala cara,el resentimiento y sus uñas golpeando contra el vaso de cerveza.
Escuchó que alguien preguntaba por ella. No en el buen sentido. No lograba congeniar con nadie,aunque su cara de pocos amigos tampoco la ayudaba. Y sin embargo,no comprendía su soledad ahí. La familia se convirtió en deseo,la ruina en costumbre,y ahora todo a su alrededor se desmoronaba. Pero sin embargo,luchaba x creerse reina.
Subió la escalera sin más prisa que quien camina a su aguja envenenada por última vez. Quizás el error lo cometía ella,creyendo que el mundo cambiaría alguna vez y jugaría a su favor. Es más,estaba casi convencida de ello. Y seguía adelante.
Las uñas rojas eran lo último que quedaba de su mácara. Abrió la puerta del auto y vomitó. Otra vez se sintió morir,con la maldita reencarnación a la vuelta del amanecer.