19 de diciembre de 2007

el apodo*

Nombre y apellido. Título de cualquier documento a completar, primer identificativo de cualquier ser humano (y fundamental). Descripción individualista de las personas, que por más que se repita, nos convierte en serer únicos e irrepetibles. Y esa estúpida necesidad humana de no utilizarlo.
Nacemos, y apenas nos ve cualquier persona, sea en esa cuna de plástico, en los brazos de nuestra madre o en una incubadora, empiezan con el famoso "¡Ay cuchi cuchi, qué bonito/a que es!¡Bomboncito!". Eh, no. Mis papás se tomaron no sé cuánto tiempo de pensar un nombre, y ustedes en 20 segundos destruyen todo ese trabajo.
Ni hablar de cuando entramos a la verdadera sociedad: el jardín de infantes. Siempre se repiten los primeros nombres entre los alumnos, así que nada más fácil que decir : "Bueno, entonces a vos te decimos Mati y a vos Matute". Y ahí perdimos, porque dejamos de ser Matías, Paula, Federico o Eudelio, para ser Matu, Pauchi, Fedito o Eude. Por lo menos, son diminutivos, tenemos todavía la posibilidad de retomar nuestros orígenes.
Y entonces, cuando nos estamos acostumbrando a estos apodos/semi nombres, entramos a la primaria, donde el nombre se transforma en un insulto casi, porque todos sabemos que si una maestra utiliza nuestro nombre completo, estamos en problemas. Y los amigos cambian nuestro nombre, al principio por una continuación de esos diminutivos tan apreciados por nuestros anteriores compañeros, pero a medida que crecemos, y más llegando hacia el último año, deshacemos completamente nuestro nombre y reorganizamos las letras de modo tal que del nombre Daniela obtemos la palabra Boluda. O peor aún, comenzamos con un ritual que en la siguiente etapa va a ser constante: la cadena de apodos (que es como un"Elige tu propia aventura", con un final inesperado. Ejemplos: Matilde--» Matute--» Tute--» Tutu--» Tu (???); María Eugenia--» Euge--» Mauge--» Maujo (???); Federico--» Fede--» Fefe--» Fedufé (???).
Y con esta carga de años de perder nuestra personalidad, llegamos a la secundaria. Ámbito general de sociabilización con pares, creación de amistades pasajeras y no tanto y miedos irrefrenables a los exámenes. Con esto, y sobre todo la sociabilización, se establece el "boludo/a" como epíteto fundamental, las cadenas de sobrenombres en la cumbre de su esplendor (es decir, en el constante uso de su resultado), y surgen los nunca bien preciados, y específicamente denominados, "apodos". Ah, sí sí, es como si nuestra creatividad adolescente se extasiara con la maravilla de la juventud y tuviéramos la rapidez más maravillosa para la creación de "nuevos bautismos". Que Pipi, Tato, Roque, Chino, Jeque, y continúa la lista. Y así nos volvemos adictos a nuestros apodos, teniendo serias dificultades de recolectar de dónde venimos, quiénes somos y, sobre todo, quiénes pretendían nuestro padres que fuéramos, ¿no?

Ahora bien, hay excepciones a esta historia. Primero, los que no tienen la suerte de pasar por todo el proceso porque tienen la mala suerte de tener una tía Pocha, un tío Pepe o un nombre tipo Francisco que en realidad viene acoplado al apodo Pancho/ito, loq ue los ubica en el lugar de "niños de apodo originario", porque desde que nacen son Tom, Cata, etc.
Después, los que no tuvimos la suerte de conocer gente tan imaginativa. Y ahí estoy yo. Porque mientras el 98% de la población "disfrutó" de un apodo, el máximo mío fue "Pau". Ojo, tuve otros, pero uno peor que otro. Pola, Pula, Poly (sí, como el loro), Pau - Pau (creo que fue el que más soporté). Y ni hablar de cuando, por algún motivo, se les dio por llamarme con mi segundo nombre. No es que no me guste, en realidad, me encanta Antonella, pero tuve un compañero en la primaria que se obsesionó con mi segundo nombre y me llamó Anto, Tone, Nella. Sí, un genio. Pero apodos, propiamente dichos y usables, no tuve.

Entonces, ¿es fundamental el nombre o el apodo? ¿Hasta dónde llega la necesidad y la importancia del apodo?

13 de diciembre de 2007

Amame u odiame, pero no me ignores

Será que lo más insostenible en la vida es el egoísmo. O quizás la indiferencia. O quizás ambos. Pero si hay algo que no es soportable, sin dudas, es la indiferencia egoísta. Es quizás el peor de los males, la más terrible de las enfermedades, el más hiriente de los agravios. La indiferencia egoísta es al arte de destruir sin decir nada. Y no es desde el silencio. La indiferencia egoísta no es más que el mérito de los imbéciles, simulando saber lo que hacen, de hacernos creer que saben lo que hacen.
Somos nosotros, los que sabemos realmente lo que hacemos, los que creamos a los indiferentes egoístas. Ahogamos nuestras propias mentes con las parodias de dichos individuos, consumiendo cada una de nuestras capacidades electivas con las mentiras de aquellos a quienes les enseñamos a mentirnos.
Y sin embargo, no hacemos nada por destruirlos. Los indiferentes egoístas no son ya más que una continuación de una plaga que decidimos plantar en algún lugar lejano nosotros mismos, pero que no notamos que no tenía fronteras ni que no estaba tan lejos. Convivimos con ellos como si no hubiese otra posibilidad más que la de aceptar que metimos la pata dándoles la confianza para engañarnos constantemente con su decir de ser.
La indiferencia egoísta ha interrumpido al mundo en su continuo e indomable andar. El silencio de palabras inútiles y vacías de los indiferentes egoístas ha logrado contraer las maravillas del mundo con una rapidez asombrosa. Ahora bien, ¿qué más doloroso que encontrar en la mismísima mitad complementaria de uno mismo al mayor de los logros del proyecto indiferente egoísta?

3 de diciembre de 2007

El escarabajo de platino




6996 días y contando. Eso llevaba el escarabajo de platino caminando cuando se encontró con un espejo del tamaño de una ciudad. Espejo imposible de atravesar, el escarabajo de platino escudriñó detrás suyo en búsqueda de una salida casi mágica, instantánea, maravillosa (¿se podría decir de cuento?). No había nada ni nadie. Raro, para que fuera una ciudad. Raro, porque había caminado con una multitud que lo había rodeado tanto tiempo y ahora, como por arte de ilusionismo, habían desaparecido.
604454400 segundos y contando. Eso llevaba el escarabajo de platino esperando por esa encrucijada que alguna vez una frase en el viento de algún sabio cercano le advirtió. Ahora se encontraba con un espejo, con un gran lago de oscuridad brillante desconocido. ¿Era esa la encrucijada que debía recibir con los brazos abiertos? ¿Qué señal debía esperar para reconocerla? Bueno, visto y considerando que era lo único que tenía, aparte de lo que estaba detrás de él, asumió que sí.
1 segundo, 2 segundos, 3 segundos. 1 minuto, 2 minutos, 3 minutos. 1 hora, 2 horas, 3 horas. Y contando. Mientras más miraba el espejo delante suyo, menos entendía cómo había aparecido, y menos aún cómo haría para superarlo. Por suerte, la gente comenzó a reaparecer rápidamente después de haber estado solo no sabía ya cuánto tiempo. ¿O era que siempre habían estado, pero que su conmoción no le dejaba verlos? No, se aseguró de no estar tan loco. Y de golpe, como por arte de magia, lo vio salir por algún lugar del manto de reflejos: otro escarabajo brillando bajo la ácida luz. No había tiempo de pensar ni caminar, así que, como si sus patas tuvieran un motor de 800 caballos de fuerza, corrió con todas las fuerzas que tenía. Por algún extraño motivo que todavía aún hoy no puede dilucidar (ni su aquí presente relator tampoco), el segundo escarabajo caminaba lento, muy lento, incluso parecía como si lo estuviera esperando. El escarabajo de platino frenó el paso, para comprobar si no era su alta velocidad lo que hacía parecer los pasos de su colega tan lentos, pero al comprobar que cuanto más alentaba el paso él, más lo hacía su compañero, entonces apuró nuevamente la carrera.
Cuando alcanzó al segundo escarabajo, el de platino no supo como describirlo. Lo observó desde lejos, desde cerca. Lo observó de manera profunda y de manera casi superficial. Lo observó detalladamente y lo observó a grandes rasgos. Y aún así, después de vaya uno a saber cuánto tiempo de observación, ninguna de sus características le resultaba familiar. Era tanto como él, y tan distinto. Tanto como él, y tan fuera de sí. Se animó a acercarse a preguntarle cuando entendió que, similar o distinto, seguía siendo alguien perfectamente normal (por lo menos para él), que no tenía ninguna característica rara, increíble, fantástica (por lo menos para él).
Cuando logró llamar su atención, fue casi irreal la facilidad que encontró el segundo escarabajo para sentirse a gusto con él. Le preguntó su nombre, que hacía por ahí, de dónde venía, si lo conocía de algún lugar. Le contó de su vida, su esposa, su familia. Le contó de su trabajo, de su barrio y de su mamá. Le pidió disculpas porque tenía que marcharse, pero le dejó su tarjeta. Aunque su paso era rápido y ensordecedor, se frenó en secó y se volvió a preguntarle para qué se había acercado. Y entonces el escarabajo de platino cayó en cuenta de que ya no recordaba para qué. Le había resultado raro el rápido andar de su amigo, hasta le parecía común la historia que había escuchado. Pero no recordaba haberse acercado con ningún motivo más que el de saludarlo.
Mientras el segundo escarabajo lo miraba con cara de asombro e incredulidad, el escarabajo de platino tuvo la suerte de que el destino le pusiera esa pequeña piedra debajo del zapato que agitaba nerviosamente. Y se cayó, de más está decir. O no, porque esa caída le provocó un golpe en la cabeza tal, que se dio vuelta a maldecir a quien lo había obstruido. Era evidente cuando volteó que el espejo gigante que prácticamente lo comía no era oponente para semejante batalla. Nuevamente, está de más comentar que nuestro escarabajo recordó la pregunta. Pero quizás lo más sorprendente fue que no la hizo, que prefirió callarla y guardarla para cuando su interior le dijera que era el momento adecuado. Se rió en voz alta, tratando de suavizar la situación, le dijo que no era nada a su amigo, lo saludó y siguió caminando como si simplemente hubiese tropezado con él. Extrañado, pero no más que nosotros, el segundo escarabajo siguió caminando, ahora con el ritmo lento que el escarabajo de platino observó cuando empezó a correr, hacía ya tanto tiempo atrás.
Y se volvió otra vez hacia el espejo, que otra vez aparecía inmenso ante sus pequeños ojos, tan pequeños como la voluntad de encontrar un paso. Finalmente, cansado de estar de pie, se sentó frente a la majestuosidad del reflejo interminable y cerró los ojos. Intentó mirar por detrás de los párpados cerrados, reconociendo formas, figuras, algo que lo guiara para saber qué corno estaba haciendo. Ni hablar del susto que se llevó cuando una voz en el oído osó despertarlo de semejante trance con la frase “¿Estás bien?”.
Abrió los ojos sobresaltado, con la bronca del despertar abrupto y la serenidad pasada de lo incógnito reconocido. Atinó un grito que nunca salió, un insultó que nunca se escuchó, porque los ojos marrones que lo miraban lo atravesaron tan profundamente que le cortaron desde las cuerdas vocales hasta los nervios de las patas. Intentó levantarse, pero sólo pudo responder “Sí”. No logró más que reconocer para sí mismo que todos los músculos y nervios de su cuerpo habían decidido por unanimidad rebelarse al mismo tiempo. Este nuevo escarabajo, ahora no tan distinto como el primero, pero tanto más parecido a ese que a sí mismo, se sentó a su lado, en la misma posición y mirando al espejo, y le preguntó que qué miraban. Sin tener la menor idea de contestarle, el escarabajo de platino le respondió de la mejor manera posible: “No sé”. Esperando un ascenso fugaz y tenaz, miró al tercer escarabajo mientras su quietud carcomía tiempo y espacio de manera impensada. Si hubiese querido medir con un reloj el tiempo que pasó, no hubiese alcanzado la arena de Egipto para hacerlo. Después del trigésimo cuarto parpadeo, entendió que su compañero de asiento no tenía ninguna voluntad de levantarse, así que le explicó más o menos qué estaba haciendo, pero también le aclaró que no tenía ningún fin explícito.
Así, a continuación, cerraron ambos escarabajos los ojos y, por detrás de los párpados, trataron de reconocer alguna figura en el espejo. Pasaron los días, y fue al tercero que el mismo tercer escarabajo abrió los ojos, levantó su cuerpo y se marchó, explicándole a quien había despertado de ese mismo trance que en realidad lo hacía por su bien, para no molestarlo más. Y se marchó, con la misma presteza e instantaneidad con la que había aparecido. El escarabajo de platino empezó a divisar una figura como a tres cuadras, en una especie de rincón increíble del espejo infinito, pero que todavía era indescriptible. Durante horas y días, cientos de escarabajos aparecieron sin que él lo supiera de detrás de ese mismo espejo, se sentaron donde el tercero lo había hecho, escucharon la explicación, estuvieron con él algún tiempo y, del mismo modo que el tercero, se levantaron y fueron.
Después de meses de lectura detrás de sus párpados, caminó con los ojos cerrados esas tres cuadras, asegurándose de que la suerte no lo hiciera tropezar (cosa que no sucedió). Cuando vio a la figura en frente, se sentó como lo había hecho en el primer lugar, y repitió el intento de entender qué era esa macha amorfa. Una esquina por allí, otra esquina por acá. Finalmente, la mancha amorfa fue tomando la figura de un rectángulo el doble de alto y ancho que él. Parecían sus lados hechos del mismo platino del que él estaba formado, y poco a poco todo su interior fue desapareciendo. Pero no se transparentó. Parecía una puerta al vacío, a una especie de incógnita permanente y absoluta en la que podía sumergirse o no. Quiso abrir los ojos, pero no se animó. Demasiado tiempo le había llevado encontrar esa puerta y por lo pronto, por lo menos, no tenía ninguna intención de perderla.
El escarabajo de platino tenía que tomar una decisión y no era nada fácil. Muchas puestas de sol más que las que le llevó entender la puerta le llevó decidirse. Incluso llegó a dudar de su decisión unas diez veces, y volver a la vieja otras tantas. Un buen día (o noche, la diferencia era incontable) un golpe en el hombro le hizo recordar que el peligro de despertar del trance era demasiado. ¿Y si alguien como aquel tercer escarabajo venía a preguntarle con unos ojos más profundos que los primeros si estaba bien y nunca más podía encontrar la puerta? ¿Y si los ojos que lo despertaran en realidad fuesen una nueva puerta que lo llevaran por un camino de aún mayor incógnita y vacilación? No, no podía tomar semejante riesgo. Entonces, respiro lo más profundo que pudo, tanto como sus pulmones le permitieron sin explotar, y se levantó. Soltó todo el aire que había tomado y volvió a respirar igualmente de profundo y cruzó sin pensarlo más el umbral que su imaginación había creado en semejante espejo.
La irrealidad de la locura de un mundo donde todos pasan, nadie entiende tu accionar, todo se refleja para que siga funcionando sin pensar en cosas distintas y las puertas para cruzar al otro lado puedan ser únicamente producidas por aquellos que sienten la necesidad de no existir más en la vida real, todo eso fue lo que me llevó a mí a encerrarme en este sarcófago de platino, cuyo aire se acabará en cinco, cuatro...

25 de noviembre de 2007

Open the door to the next destruction
Over the hill there's somebody else
What should we do for an instruction?
I guess it's not so easy to save the mess

Close the last window to deceiving
I'm been through there and I'm bleeding
Caught the night over the meeting
Suppose there's no one, I'm not kidding

Well there's easy if you're not there
It's so obvious you're teasing me
And now, the walking is too hard
And now, I'm crawling no more

Look at me now that I'm falling
Leave me behind that I'm soaring
Save yourself when I'm not hoping
I've been over there and I won't walk away

Since I've grown up,well, I can't find me
I don't like it here, it's not so warming
Look at me now, I'm thorn all to pieces
and you can't see it 'cause I'm not screaming

Along the way we have to pray
because there is always always hope
But then sometimes the walls just drop
and the things we hear are surely wrong

Look at me now that I'm falling
Leave me behind that I'm soaring
Save yourself when I'm not hoping
I've been over there and I won't walk away

23 de noviembre de 2007

Desde el túnel*

Ya antes de decir esta frase estaba un poco arrepentido: debajo del que quería decirla y experimentar una perversa satisfacción, un ser más puro y más tierno se disponía a tomar la iniciativa en cuanto la crueldad de la frase hiciese su efecto y, en cierto modo, ya silenciosamente, había tomado el partido de María antes de pronunciar esas palabras estúpidas e inútiles (¿qué podía lograr, en efecto, con ellas?). de manera que, apenas comenzaron a salir de mis labios, ya ese ser de abajo las oía con estupor, como si a pesar de todo no hubiera creído seriamente en la posibilidad de que el otro las pronunciase. Y a medida que salieron, comenzó a tomar el mando de mi conciencia y de mi voluntad y casi llega su decisión a tiempo para impedir que la frase saliera completa. Apenas terminada (porque a pesar de todo terminé la frase), era totalmente dueño de mí y ya ordenaba pedir perdón, humillarme delante de María, reconocer mi torpeza y mi crueldad. ¡Cuántas veces esta maldita división de mi conciencia ha sido la culpable de hechos atroces! Mientras una parte me lleva a tomar una hermosa actitud, la otra denuncia fraude, la hipocresía y la falsa generosidad; mientras una me lleva a insultar a un ser humano, la otra se conduele de él y me acusa a mí mismo de lo que denunció en los otros; mientras una me hace ver la belleza del mundo, la otra me señala la fealdad y la ridiculez de todo sentimiento de felicidad.
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Desde la oscuridad del asiento del colectivo, la ciudad de Buenos Aires se convirtió en una gran biblioteca donde todo lo posible a crear era desde la imaginación lo que las letras me regalaban. Sometí mi voluntad a la de Juan Pablo Castel y sonreí no para mis adentros revelándole al mundo que no estaba donde creía estar. La suerte se reveló para mi bien y logré bajarme donde debía, pero no sólo eso. Como hipnotizada con la magia de un relato que no hacía más que traerte a mi memoria, llegue a ese banco de cemento de la esquina de Donato Alvarez y Gaona y me senté a esperar el paso del tiempo, de las personas y del mágico príncipe que viéndome leer se acercaría para conocerme.
El tiempo pasó, también la gente. No, está de más decir que él no pasó, vos tampoco. Sonreí al terminar el capítulo, y el siguiente también. Al tercero ya no me parecía tan simpático el viento que acertaba sin piedad en mi garganta. A la mitad del quinto tenía ganas de encontrarte sólo para decirte lo mucho que aborrecía tu falta de compromiso y caridad. Finalmente, sin perder la concentración que me provocaba el libro y las páginas amarillas de semejante novedad, me levante con la suavidad de una tarde de junio y me sorprendí volviendo a la negación de mi hogar. No perdí un solo segundo de vista que no habías aparecido, tampoco te lo voy a dejar pasar como si nada. (Pero es verdad que te perdonaría cualquier cosa cuando me mirás así). Sonreí, pero creo que en realidad era mi inconsciente riéndose de mí. Detrás de cada letra leída dejé una halo de sorpresa y miedo, un resabio de angustia por no saber lo que me esperaba y una estela de magia que producía la historia desconocida en mí. Hasta que llegué a la puerta.
Podría contarles las horas que pasé entre que llegué y me fui, y volví a llegar. No tendría ningún sentido. Sólo me voy a dedicar a comentarles que durante esas horas que pasaron como si no pasaran, Juan Pablo Castel se volvió más que un amigo para mí. Les podría decir que si no hubiera sido hombre, me sentiría mucho más plagiada que ahora. Sencillamente me dediqué a disfrutar de cómo alguien casi 80 años mayor que yo no elegía otra forma de vivir que la del sufrimiento mismo que yo había elegido. Y eso era lo que constantemente me hacía sonreír.
Y cuando salí lo vi, sí al que esperaba. No, no él, no vos. Si hubieras sido vos no te lo estaría contando. A él, al que me sacó una sonrisa por detrás de la risa que provoca mi sufrimiento visto en otro. Y pensar que sólo me dediqué a decirle "¿Cómo estás?". Si tan solo no pensara. Si tan solo sintiera. Si tan solo Juan Pablo no fuera yo. Si tan solo Castel no me hubiera puesto a escribir ahora para sacar su pintura en tinta, quizás justamente ahora podría crear lo que él no pudo sin amar. Y lo que logró destruir detrás de su nueva e inútil capacidad de amar.

22 de noviembre de 2007

Yo nací para mirar /lo que pocos quieren ver

Mientras el caleidoscopio cortaba polea en tu mente, la voz de la conciencia te arrancaba todo de adentro. Esa conciencia con letras y mayúsculas y angustias y apellido que te acercaba a vos misma supuso que lo mejor era hablar y confundirte aún más. Que los peligros eran inminentes era más que sabido, pero la facilidad en no escucharlo era mucho más cercana a vos que la dificultad de esperar que se solucionara todo por tu accionar.
Horas de suspiros pasaron por tu mente, segundos de frases volaron velozmente hasta tu sentido de la supervivencia y desembocaste en la distancia que había entre vos y tu conciencia. Y ahora había que remarla, que correrla, que disfrutarla. Veías lo que había en la otra orilla, pero no es verdad eso de que siempre el otro jardín es más verde. Era como ver detrás de una neblina, detrás de un montón de ventanas sucias sin ningún futuro de limpieza.
Sonreís, pero sólo para vos, porque nadie más te ve. Sonreís, pero porque únicamente vos sabés lo que realmente hay en la otra orilla porque ya estuviste allá, y te causa gracia el esfuerzo del mundo por llegar al infierno. Y mientras tanto, tu conciencia sigue torturando al niño interno dentro de tí y al externo fuera de mí. Y la escuchamos, y otra vez le sonreímos. Suspendés por un momento toda respiración posible, mía, tuya. Un momento que se extiende, se percibe detrás de la espera del mundo y de la sociedad. Me mirás, y sabés que te miro, pero no podés recordar mi rostro sin mirarme. Tenés miedo de perderme detrás de ese cuadro, detrás de esa pintura. Y la respiración vuelve, y se vuelve a pausar.
Disfrutás de lo que dice la conciencia ahora, y otra vez te le reís en la cara pero ahora ya no porque le temés, sino porque la vez de par a par. Y me explicás por la mirada más difícil de digerir que podés conseguir que somos uno entre los tres y que no queda más para esperar que nuestra propia desidia. Y después de tanta perorata, salís a caminar por ese cúmulus de cemento, ruido y fealdad que tan preciosa hace a la ciudad de Buenos Aires.
Detrás tuyo, ella. Pero no la escuchás, te cansaste de esperarla y ahora sencillamente te dedicás a acompañarla a trabajar. Y mientras tanto, el título de "mufa" se escapa entre las letras de tu nombre y la complicidad de tu risa y tu ignorancia elegida. El libro de Dorian Gray no escapa a tu mente en nigún momento, y ahora le dejasen claro al mundo que sólo vos lo podés entender, conmigo y tu conciencia a la par.

18 de noviembre de 2007

momento para el freno de mano*



Abro este flog con el único incentivo y la única necesidad de sentirme fuerte para el resto de mis momentos. Perdí a los que me acompañaban en el camino. Los perdí de tal manera que hasta logré el tan maravilloso milagro de perderme a mí. No sé dónde quedé y no sé tampoco dónde estoy. Y ahora es momento de tirar con fuerza el freno de mano, de poner punto muerto y arrancar otra vez desde cero, por el camino, dejando la banquina. ¿Será posible que pueda borrar todo, tirar este lienzo que llamo vida a la mierda y usar una nueva hoja para empezar una nueva cuenta? No lo sé, pero confío en mí, en mi fuerza, en mi capacidad. Confío en que ahora que puedo cortar todo de cuajo (como hice hace seis años y arranqué de cero pero para mal) y retomar el camino por el que venía, que ni estaba tan equivocado, ni me hacía tan mal.Volqué el viernes, frené el sábado y me desperté el domingo. Y ahora lunes, ¿qué carajo pretendo de mi vida? No sirve que sea maravillosa de lunes a viernes y desbarranque apenas pueda, porque eso es lo que hago. Aguanto, aguanto, aguanto, y después exploto, como si estuviera destruyendo a alguien más que a mí. Y el mayor problema es que a nadie más le importa, si lo único que la gente espera es ser cada uno de ellos feliz... Tengo que salvarme sola, porque nadie más lo va a hacer por mí. Espero que esto no sea mirar al espejo y reflejar. Espero que sea mirar para adentro y entender cómo cambiar.


http://www.fotolog.com/freno__de__mano

cuando suficiente es suficiente*

Detrás de la luz de la luna que se escapaba por detrás de unas nubes hambrientas de poder, sentía que mi alma robaba el poco tiempo que le quedaba a mi desidia en mí. Después de eso, esa mismísima noche, no sentí nada más (ni que lo hubiese pedido).
Lloré, sí, lloré cuando desperté, pero nada fue tan terrible como el simple hecho de haberme despertado. Lloré porque descubrí que el miedo a no ser lo máximo que pudiera ser a los ojos de los demás me había llevado a ser todo menos yo misma. Si era feliz siendo como era, ¿cuál fue la necesidad de cambiar, de ahogarme en el seno de alguien más?
Pensé, repensé, recontrahiperpensé, pero todo se empecinaba en terminar en la misma frase: lo hecho hecho está. Era cuestión de entender que si quería cambiar algo, si quería solucionar mi pérdida de identidad, lo único que podía hacer era hacer algo. Esperar no serviría para nada, a pesar de que parecía ser la mejor y más fácil solución.
En el medio, ellos, los otros, los que habían llegado a ser yo misma pocas horas antes: eso era lo que debía dejar atrás si quería volver a sonreir de verdad. Sedienta de vanidad, curiosa de locura, todo lo que podía significar la peor de las pesadillas para esta comunidad tan ostentosamente perversa cruzaba mi mente sin más peligro que el de revelarme la realidad.
Ahora: ¿qué capacidad podía tener un cuerpo sin espíritu y con mente para crear un espíritu que no sólo le correspondiese, sino que además se conjugara con lo que esperaba de dicho espíritu? Creí, pero como sólo un ángel puede creer, con la fe de la inocencia detrás de la insolencia. Más en un mundo donde la fe es el peor de los insultos, el más terrible de los desastres. Yo decidí tener fe en mí.
Ya no puedo echarme atrás, las cartas están echadas y es mi habilidad para jugarlas la que me permitirá volver a ser quien quiero ser o perderme para siempre. Pero para eso sé que no puedo sola, que dependo de alguien que me sostenga, que me permita matenerme en pie cuando sienta que ni el más macizo de los bastones podrá evitar que tambalee: Por lo pronto, espero poder empezar sin ese bastón, pero sé que en lo sucesivo deberé encontrarte, sí, a vos, al que me sostenga. Tengo que creer en mí, pero no en que soy intocable, inmortal e insensible.

13 de noviembre de 2007

Te necesité como nunca necesité a absolutamente nadie. Respiré hondo esperando que aparecieras, y no lo hiciste. Y aunque lo hubieses hecho hubieses sido tarde. No importa cuándo, pensé que sería posible que hasta por milagro quizás soltaras ese manojo de egoísmo que te eleva por los aires y volvieras a mí. Incluso que quizás, por primera vez llegaras. Pero no lo hiciste. La magia esta vez pareció desaparecer, de una vez y para siempre.

Las lágrimas que me acompañan no son de cocodrilo. Tampoco son siquiera pasajeras. Ni momentáneas. Son absoluta y comprensiblemente eternas. Porque el dolor de lo que se tuvo y se perdió para siempre sabiendo que no volvería jamás es inolvidable. Pero no del buen inolvidable, no de la sensación de mariposas en la panza de tu primer amor, sino del mal inolvidable, del que aparece cuando un avión se estrella frente a tus ojos y tu inutilidad.

Podría decirte que lo sé, pero jamás voy a entender cómo pudo ser que todo tuviera un final tan drástico. Bueno, al menos para mí.

Si sigo escribiendo un teclado va a perder su pulso. No me quedan ni letras, ni palabras, ni bronca, ni ira, ni llanto ya para poder decirte que voy a extrañar a la única persona que me hacía sentir acompañada y feliz, pero que también sé que soy una persona y que como tal lo único que puedo hacer por mí y que no vas a poder hacer vos es respetarme.

Te amo, amo tu recuerdo y lo que vivimos juntas, jamás te voy a olvidar. Marcaste todo, pero este es el final.

Todo historia tiene un final, pero en la vida todo final es un principio. Espero que así también lo sea para mí.

Para vos, Johy.

6 de noviembre de 2007

Sobre ruedas

Todavía siento el puñal en el pecho.
Mas sólo queda el agujero
y la mancha negra de tu pasar.

Mientras todo está quieto y lento
parecer ser que mi aliento
y la sorpresa no pueden ya llegar.

Angustia de no poder volver
a saber.
Angustia de no poder entender.

Sistemación de no correr
estoy cortada aquí a tus pies.
Afuera suena un cañón
que detona bolas en un paredón.
Acá no queda nada, nada, nada.

Sentada espero tu memoria.
Acorto pasos que no hay .
Y sin más no hay más quimeras.

Desastre de no vivir antes
de este tiempo.
Desastre de no vivir jamás.

Acuerdo mutis de no saber
cómo amarme así sin perder.
Adentro no hay expresión
(más que la mínima unión).
Acá no queda nada, nada, nada.

Puñal inverso de dolor.
Ocaso triste del amor.
No queda rostro en la pasión.
No había sentido este sudor.

Se escucha a la nada cortar
el aire tibio del suave mirar.
Niego ver lo real y lo irreal
que me destruye, está en vos
Acá no queda nada, nada, nada.

Nada, nada, nada.

Puñal quitado, mancha oscura.
Lienzo vacío mi corazón.

24 de septiembre de 2007

escondida*

Augurio de la más temible historia jamás contada, Valeria cerró los ojos y empezó a contar otra vez desde cero.

- 0, 1, 2, 3, 4, 5...

Cuando alcanzó el preciado 50 de vuelta, abrió los ojos por segunda vez y se secó las lágrimas. Siempre había temido al juego de las escondidas y ahora comprendía porqué. Su mirada se volvió cada vez más profunda mientras atravesaba las paredes con el rayo láser que su pavor le regalaba a medida que los segundos pasaban.
Sonreía, pero la realidad le mostraba que no había nada de que reírse más que de ella. Mientras trataba de decidirse entre acompañar al miedo en su parálisis o usarlo para correr lo más rápido posible hacia esos arbustos que hacía dos minutos que veía mover, Valeria alcanzó a reconocer dentro de ella una sensación que nunca había recibido hasta el momento: la rabia.
Eso, eso que la destruía de a poco desde que los había conocido, entonces eso NO era rabia. Esto lo era. Retrocedió dos pasos hasta el árbol donde hasta hacía cinco minutos su vida se enfrentaba a la clara posibilidad de no continuar, y recordó cada una de las palabras que había escuchado en los últimos tres años. Ahora que los traía juntos a la memoria, era ahora que entendía que ninguno de esos ilusos grupos de palabras habían sido consejos. Meros augurios e intentos de reproche habían sido los insultos que ahora recién creía comprender.


Mientras tanto, a lo lejos en la sabana, intento de mezcla de malezas poco sanas con pelopincho de jardín, Ariel reordenaba sus pensamientos para estar seguro de lo que haría esa mismísima tarde. “No todos los días uno declara su amor”, pensó sin más conmoción que la de una hoja seca ante su inevitable destino otoñal de la caída. Una frase rosa por aquí, un par de líneas de melodrama crepuscular por allá y voilà: he aquí una enamorada fiel y sincera de por vida. O eso al menos era lo que prometía la receta, ¿no?
Caminó por el sendero esmaltado de fines de siglo como si todas las calles de la ciudad se hubiesen vuelto súbitamente canales venecianos. Sofocó unos nervios (pocos) infantiles con el dulce sabor del azúcar en sus labios. Sin embargo, le era inevitable el continuo andar por ese ya milhecho camino perpetuo.
“¿Y qué me dice ahora Don Ariel? ¡Quién lo ha visto y quién lo ve, caminando angustiado infinitamente por el amor de una mujer!” Debía cuidarse mucho de que ninguno de los varones lo viera en ese estado lastimero y que tanto dejaba que desear en un hombre altivo y masculino como él.
Sonrió al verla llegar a lo lejos, a lo lejos de ese insensato y excesivamente largo trecho tantas veces por él recorrido, y la saludó por dentro como sólo el hombre bien enamorado puede hacer. Sí, así, recordando cada una de las letras naïf y sin sentido que tantas veces había escuchado pero que sólo entendía mientras observaba a su sirena dar algún paso, alguna señal de su amor.



- ¡PICA ARIEL, ATRÁS DEL ARBUSTO DE AZALEAS BLANCAS!
- Vale, ¿me venís a ayudar? Creo que me enredé con la planta esta...
- Pero, Ari, no puedo, sino pierdo... Esperá que termine y vengo.
- Pero Vale...
- ¡¿Vale qué?!
- Nada, Vale, nada... Andá, te espero...

23 de septiembre de 2007

buenos aires*

Mientras el sol brillaba sobre la ciudad portuaria, las costas repetían la historia de los barcos llegando a los muelles que los esperaban.
El viento soplaba, las palmeras se mecían, las nubes se negaban a aparecer, el cielo resplandecientemente celeste iluminaba sin necesidad de la estrella diurna, el clima de un invierno frío como pocos había desaparecido en la gente solitaria de la ciudad.
Parecía que finalmente Venus había decidido volver a la ciudad que nunca dormía, pero cuya temporada de frío había provocado en el ánimo pueblerino una especie de hibernación obligada.
Mientras el artista caminaba por las calles de tan aislada ciudad, el resto de los miles de individuos que compartían con ella las baldosas descascaradas que insistían en pisar la observaban disfrutando de la excentricidad de su actividad.
Miraba, elegía, se reía, cantaba. Todo por la mirada era descriptible hasta el más mínimo detalle. No quedaba opción, más que la de compartir con ella esa situación de felicidad pura y absoluta, mágica y decidida. Realmente parecía que sólo faltaba el aire cálido y el perfume a mar.

Y sin embargo, detrás de tanta gente, tantas palmeras, tanto viento, tanto sol, tanta paz, el desastre se avecinaba. La risa se convertiría en llanto. La luz en tormenta.

No quedaba más que disfrutar lo que había, sabiendo que en cualquier momento podías terminar.

O no.

la espera*

Mientras escucho los pasos del asesino por mi ventana, cada una de mis neuronas se alinea y alista para el encuentro. Cierro las cortinas del silencio y abro la llave que me permite revivir para volver a comenzar. Mientras el agua cae caliente y fría sobre mi piel, cada una de mis células se despierta como debería haber hecho en ese solitario amanecer y parecen encenderse como un hogar a leña en pleno diciembre boreal.
Sonrío bajo la llegada del vapor a lo que debería ser la seda de mi espalda, pero el frío del comienzo de la noche hace que la nueva ventana abierta enfríe hasta lo más profundo de mi alma todo mi ser, incitándome por completo a terminar de recrearme en el candor de lo que trato de esperar.
Entro a la ducha después de los clásicos cinco minutos de precalentamiento, y en ese instante siento lo que esperaba sentir más tarde esa misma noche, y comienzo a imaginar el placer de lo oculto en lo más profundo de mi imaginación. Comienzo con lo más cercano, visto, recordado, sus ojos y su sonrisa, que no provocan en mí más que lo sensible del amor que nos tenemos profesado en mis sueños. Ahora, mientras tomo el jabón entre mis manos y comienzo con el rito habitual de cada día, rememoro lo más dulce y terrible que tiene, el sentido del tacto, el sentido de lo que aumenta cuando más suave se torna, y acorto el tiempo de reacción de mi cuerpo frente a lo que mi subconsciente insiste en regalarme.
Como lo que se regala no se devuelve, tomo lo que me llega sin titubear y lo alcanzo a mis más necesitadas voluntades de felicidad, y mientras mis manos no se resignan a dejarme sin un placer extremo, acomodo mis ojos en lo que no existe, fusionando lo mágico con el grito excelso, y supongo que el final austero de lo que tuve y ahora no tengo es momentáneo (inconsistentemente momentáneo).
Dejo el jabón, el vapor y el espejo. Abro la puerta y frente a mi reflejo de cuerpo entero, comprendo que el pecado era no hacerlo, era tener tanto miedo. Me convenzo de que la felicidad es la muestra gratis en la Tierra del paraíso eterno, y al mismo tiempo que sube mi vestido por mi espalda, costado y pecho, miro mis manos no aisladas de lo que siento y cuento los segundos para el encuentro.
Sonrío mientras se mueve el segundero. Sonrío por todo, por el secreto. Sonrío por mis manos, por mi imaginación, por su recuerdo. Sonrío porque no lo sabe, sonrío porque podría saberlo. Sonrío porque imagino en el mismo momento en el que empecé mi cuento, con el agua fría, caliente y tibia al mismo tiempo. Sonrío por el timbre que abrirá el encuentro. Sonrío cuando la miro y me sonríe de nuevo.
Que el encuentro no sería completo si no estuviera ella, sin saberlo, espera que el vino, la música, las velas hagan el efecto que en mi ya hizo ella. Y no puedo dejarla sola, esperando, en mi sillón de espera.

sin:título1*

Sacó cada una de sus ropas, para sentir la seda que sus dedos rozaron con el placer de lo incierto. Mientras, el metal, tan insulso, frío y certero, amplió la gama de sensaciones que sobrevivió en su alma más allá de esa misma noche. Angustiantes momentos se sucedieron como una cinta fílmica, uno tras otro, esperando al que estaba por venir con el aliento retenido y la pasión en su vertiente más escabrosa. Sofocó la sed de misterio, la sed del delirio de lo que le quemaba dentro, con el roce de sus manos sobre el cuerpo que sus ojos insistían en tratar de capturar en una gran imagen imposible de adaptar. Sintió sus propios labios como dos nuevos sistemas de sensaciones que actuaban de la misma manera en la que funcionaban cuando los necesitaba para su propio placer. Austera declaración de pasión pasajera, mientras ella entregaba su menospreciada alma al comercio de las sensaciones más placenteras, él pensaba en lo que tanto tiempo había esperad. Sufría la necesidad del placer mientras ella intentaba quitarle la hambruna con la visible magia de sus manos. Manos más rápidas que la vista, la estrepitosa corrida de cosquilleos y anhelos le provocan los más terribles augurios de espera. Sin tiempo de pensarlo, recibe de su Helena contemporánea lo que esperaba. Mientras la mira con sus manos, sus ojos cerrados por la luz adivinan sus límites de reina madre y tratan de recordar sus rasgos, aquellos rasgos que le atrajeron, canto de sirena en silencio y ligero. Sucediéndose lo inesperado, encuentra lejos de sus propias manos un placer sincero y nuevo: un conjunto, paquete de sensaciones recién estrenado y repetibles a continuación. La da vuelta, y sostiene mientras la sostiene todo lo que en su mente se guarda, como para evitar que corra, escape, se desarme lejos de la frialdad brillante de su mirada. Al ritmo del reloj campanero, el movimiento de su espalda, su punto G sereno, el grito de lo que espera dentro, creyéndola sabia, asume que todavía puede quitarle el sueño. Le pide que lo entienda, que es nuevo en esto, que tiene ideas, que tiene miedos. Y ella lo acepta como es y como la desea. Le mira los ojos, le mira el cuerpo. No hay más “clic clac”, no queda tiempo. Termina todo el placer extremo, extenso y certero. Rostro a rostro, cabello a cabello. No hay más entre ellos nada más sucio y mentiroso que lo que viene ahora: el adiós, el dinero.

histeria*

Supremacía de la histeria. El grito y el llanto han conquistado el espacio del silencio y la paciencia. Se suceden los augurios de estelas maravillosas. Lágrimas se confunden con la sorpresa de las contrapartes.
Soluciones a problemas sin sentido se han cansado de conquistar corazones y almas. Suenan en el aire las combinaciones de compases, mezclados de la manera más suprema. Inentendibles protestas y quejidos corroen los antiguos sentimientos que en algún momento de la historia supieron ser jefes de las acciones.
Los cobardes ya no se confunden con los valientes, porque valientes no existen más (y los cobardes se apoderan del mundo). Detrás de los cobardes, la histeria propia de un mundo cada vez más andrógino.
Recuerdo la época en la que la igualdad corría en un solo sentido. Mujeres iguales a los hombres, y no viceversa. Y en algún punto, en algún lugar, los términos se mezclaron, se fundieron detrás del término “igualdad”.
No es el tiempo el que cambia sino nosotros los que nos cambiamos a nosotros mismos y al tiempo. Dejamos (sin sentido) que la histeria se combinara con la normalidad, y ahora funcionamos bajo su orden, bajo su grito de mando.

hipocresía*

Hipocresía eterna azota a la ciudad despierta. Los que duermen (malditos suertudos) condicionan la hipocresía a los sueños que los acogen.
Detrás de mi comentario post saludo, hipocresía. Detrás de su mirada, hipocresía. Sostener miradas en el mundo de hoy en día no vale nada. La palabra tampoco, el honor se ha escapado por la ventana.
En sus escritos encuentro la hipocresía de quien se queja y no soluciona nada. De quien dice tener la respuesta pero no la comparte con nadie.
En su crítica descubro que él no ha cambiado en nada. Es igual al resto, y eso me desgarra. Sus comentarios destruyen lo que su imagen se complace en alentar.
Cierro mis oídos, mi mente; mi piloto automático se enciende al instante en el que el beso se instala. Mi alma se pone en funcionamiento a medida que me despierta para que el filtro nuevo sobre mi mirada me permita ver más rápido esa exclusión mía del mundo.
Hipocresía eterna azota a la ciudad despierta. Yo despierta me arrepiento de haber dejado la cama. Ahora sólo puedo decidir: o me desencanto de mi líder natural y me rindo a la más profunda soledad y angustia; o sigo como hasta ahora, dueña de un filtro único y espectacular que me permite ver todo lo que somos y jamás podré cambiar.

arte*

El arte no es ser bohemio. El arte no es ser bohemio, no es ser libre, no es ser nada. El arte es arte porque es arte.
Infinidades de veces, infinidades de humanos, infinidades de de tiempos insistieron en marcar al arte como algo, como lo que era o como lo que no era; o como lo que era con lo que no era. Soberbios críticos y artistas de un arte comprendido por sus compañeros crearon la farsa del arte y del “no arte”. Si insistimos en que la nada no existe entonces, ¿por qué el “no arte” debería ser real?
Los magnánimos y todopoderosos comentarios deciden qué complace al arte y qué lo destruye. ¿O es qué la destruye?
El arte es hombre, es reacio y formal. El arte expresa, oculta y es realidad. El arte explica, confunde y conmociona (o emociona). El arte es eso que todos queremos pero no podemos ni debemos explicar.
¿Quién les dijo que el arte es hombre? Tal vez sea una sirena difícil de domar, oculta detrás de su “a” inicial para no ser descubierta en realidad.
¿Quién les dijo que es reacio? Si yo no me opongo a nada, sólo quiero un nuevo idioma para (de)mostrar.
¿Quién les dijo que es formal? ¿Quién les dijo que es informal?
¿Quién les dijo que expresa? Quizás sólo sea por ser, como cuando en blanco “pensamos”, y la mente está por estar.
¿Quién les dijo que oculta? Si bien las palabras son pocas, las imágenes son ingenuas y los sonidos austeros, es claro que muchos de ellos nos muestran cosas que la mente y el alma ya no pueden ocultar.
¿Quién les dijo que es realidad? La fantasía más absurda se encuentra en la maravillosa estela del arte en general.
¿Quién les dijo que explica? ¿Alguien entiende al alma en estado puro, al amor sin besos, al aire de fresco otoño como el diccionario los nombra?
¿Quién les dijo que confunde? ¿Alguien alguna vez pudo perder el mensaje de las flores como belleza, o de un sol negro de lluvia, o de un estruendoso final de ópera?
¿Quién les dijo que conmociona? No hay sensación más placentera que, como después del sexo tras el amor, surge del final de la última línea de un texto mágico, de la última nota de una melodía eternamente nuestra, del último sentido de ka imagen más intensa. (¿Quién les dijo que emociona? Si no hay frío más eterno que el de un best seller taquillero, que el de un plástico infinito, que el de un cliché discográfico.)
El arte no se explica porque no se quiere. No poder explicar el arte es una excusa de los incoherentes e ineptos “expertos”, que bajo sus miedos más intensos, se ocultan bajo la frazada al momento de patear el penal en el minuto 90 de la gran final.
Para eso estamos nosotros, los excelsos lectores, espectadores, escuchas. Nosotros, los soberbios que nos animamos a perder esos miedos, o a pasarlos por encima (a patear el penal al ángulo con fuerza, arriesgándonos a la abucheada más letal). Nosotros, los que explicamos al arte que es arte por ser tal, más allá de los delirios de los demás.

ayer*

¿Sabes qué hicimos ayer? ¿No lo recuerdas? No te preocupes, acabarás por recordarlo. No es tan difícil de explicar.
Sonó el despertador y me besaste como todas las mañanas. Te levantaste y sonreíste a una ventana gris. Admiraste el paisaje urbano que opacaba nuestro estilo country interior. Caminaste sincero hasta la cocina y repetiste la rutina diaria tan preciada. Podrías dormir media hora más, siempre te lo dije, pero preferís tu desayuno completo y caliente.
Pero para variar, preparaste uno para mí y, media hora más tarde, me despertaste con una bandeja en la que sólo vi una flor. Sonreí, pero no a un paisaje frío y gris, sino a una esplendorosa vista llena de sol y luz. Quizás demasiada luz.
Después de disfrutar de tu alma en la forma de un café doble fuerte, me levanté y empecé con una rutina que ya habías logrado romper. El día fue igual al día anterior para todo el mundo menos para mí. Destrozaste mi coherencia diaria, mi sabida escala horaria, que empezaba con dormir y terminaba, bueno, con dormir.
¿Sabes que hicimos ayer? ¿No lo recuerdas? Dejamos de lado al mundo y, como el mundo es mundo si nosotros lo vemos y lo creamos con nuestra vista día a día, ayer destruimos el mundo.

14 de agosto de 2007

Just guessin'*

I guess I never told you the truth
and that's why nothing will go on for you
When I look into your eyes
I see everything that is inside

But when I found you I could tell
that something weird was back them
I understood it when I left
it was the lie you couldn't ever get

So was that what I should have done
I know you told me when you said nothing at all
I woke up late, to late to know
To late to use it to let you love
And when I thought that there was nothing more
you came right back at me and broke me in half
There's no one else, you already know
I tried to loose you and you tight me more
Don't wanna crawl
don't wanna fall
I don't live anymore since you left me alone

Suppose I tell you right know
what I was thinking of when you arrived
you would never guess it
you need me for you to light it

And when I look into your eyes
I could hear what you tried to hide
And when I listened to your words
I could see that everything was gone

So was that what I should have done
I know you told me when you said nothing at all
I woke up late, to late to know
To late to use it to let you love
And when I thought that there was nothing more
you came right back at me and broke me in half
There's no one else, you already know
I tried to loose you and you tight me more
Don't wanna crawl
don't wanna fall
I don't live anymore since you left me alone

I guess then I can let you go
just like I have done it, just once more
But you'll always say "See ya"
There'll never be a "Goodbye"...

So was that what I should have done
I know you told me when you said nothing at all
I woke up late, to late to know
To late to use it to let you love
And when I thought that there was nothing more
you came right back at me and broke me in half
There's no one else, you already know
I tried to loose you and you tight me more
Don't wanna crawl
don't wanna fall
I don't live anymore since you left me alone

Suppose I tell you
What I’m thinking right know

30 de julio de 2007

Negro compuesto*

Y mientras leo las palabras rebuscadas de una serie de insulsos intentos de escritores, la adolescencia me pasa por encima y me hace notar que no son más que extraños tratando de ser comunes. Cada uno de los versos resuena en mi mente como un trueno: instantáneo, fugaz, vacío de sentido sin algo que lo ilumine. Ahora repaso lo que la autora quiso llamar poema. No lo entiendo; o quizás lo entiendo demasiado bien. Ya no comprendo cuál de los dos es peor: será que me harté de entender a insuficientes creadores de combinaciones lingüísticas que se cuelan en mi escritura simple y humana, tratando de llevarme hacia lo que todos los leídos por mí denominan "literatura".

Retomo en el texto que sigue al último que leí. No queda en él nada del anterior, y la conexión entre ellos es más nula que factible, pero trato de crearla para así, sin más motivo que mi imbecilidad, lograr entender el porqué de tanta impaciencia frente a la mera y más específica realidad y sencillez. Algún incrédulo artista de los suburbios de la niñez intenta hacerme creer entre sus líneas que sabe lo que dice, que entiende lo que escribe y, sobre todo, que su misión únicamente se corresponde con hacerme mejor a mí. No soy digna de que entres en mi mente, pero una palabra tuya bastará para enseñarme. Cierro las cuatro hojas fotocopiadas con el vacío de mi mente en el cual había comenzado a leer los párrafos de tantos ridículos textos, y con la necesidad de convertirme en una insolente emperatriz, quizás joven, quizás bella, quizás lo suficientemente poderosa y brillante como para transformar todos mis pensamientos en letras y todas mis críticas en realidad.

Me acerco a la tinta que me consume mientras la consumo, y como mi mente se va llenando de lo que no modificaré, vacío mi alma de las sensaciones que me provocaron esas sílabas tan bien pensadas y tan poco sentidas o ancladas en sentimientos. Rememoro lo que tan astutas vocales y consonantes provocaron en mi silencio, entre los jingles del último comercial y las notas del primer compás de la primera canción propagandeada: bronca, impotencia, asco, desazón, mal augurio para las letras del futuro. Intento escribir en la hoja que ahora se me escapa mientras se transforma bajo mi estricta mirada de blanco a negro y advierto que no tengo porqué escribir: las palabras escritas lo hacen por mí. Mi inconsciente me juega una mala pasada, y recordando a un autor un poco loco y otro tanto desquiciado, reitera la idea de no escribir, sino sentir por medio de la escritura. De no pensar, sino de disfrutar del silencio que se produce en la mente mientras los significantes salen solos.

Acuerdo c0n el último párrafo escrito que será el último. Me tiento de recorrer cada una de las letras que acompañaron mi éxtasis, mi clímax, pero me reprimo y disfruto también de la represión que no es represión. Ahora intento elegir qué significará el último punto, el último vestigio de tinta en semejante océano de leche. Me apresuro a dejar de imaginar a futuro y a simplemente realizarlo. Me quedo con la curiosidad de saber qué significa. Tendré que contentarme con saber que quizás, algún día, alguno de los tantos pocos lectores de mi obra entenderá qué significó. Quizás, si la suerte de Las Vegas me acompaña en ese mismo momento de la vida, ese mismo lector se tomará el trabajo de contactarme y explicarme qué significaba. Ahora bien, puede ser que Las Vegas se rebele contra mí y decida burlarse de mi pasión. Y así, me envíe en algún momento de su ingrata decisión a un torpe escritor de esas cuatro páginas, o peor aún, a un enclenque dichoso lector de esas cuatro páginas, a tratar de explicarme porqué el significado del punto es simplemente terminar mi narración.

Como se habrá dado cuenta, yo no puedo narrar, estúpido y adulador intento de entendedor.

23 de julio de 2007

el veintitrés*

There's a story in your voice both by damage and by choice

Abrí la alacena para tomar la misma bolsa de pan lactal de todos los días. Con la cocina fuera de su función y actuando como la estufa que no pudo ser, ocupé una de sus hornallas con la tostadora y esperé a que se calentara la habitación. Entonces entraste y te saludé como todas las mañanas, y rogué también como todas las mañanas que el desayuno te volviera a endulzar y a enamorar. El beso era igual al de todos los días, pero con esa magia instantánea que tenés cuando cada vez que sale el sol me deseás un muy buen día. Mirándote por detrás de esos ojos miel, busqué encontrar qué era lo que esperabas de ese día pero, para variar, no pude entenderte.

There's a story in your walk then you crumble just like chalk

Cerré la puerta con llave y pensé dos veces si había dejado la luz apagada. Caminé con una rapidez casi innecesaria hasta la parada de ese colectivo que no llegaría hasta quince minutos más tarde y escuché con atención durante todo el recorrido cada uno de los sonidos que me hacían recordarte. De más está decir que las bocinas de la ciudad se empecinaron en hacerme olvidarte, pero no hay nada tan poderoso como tu recuerdo, como la imagen que vive en mí de tu sonrisa brillando en tus ojos. No sé qué estarías haciendo en ese momento pero tampoco me importaba, me conformaba con sólo guardar el mayor tiempo posible tu aroma en mi piel.

There are pages I can't touch and something that's been torn out of this chapter

Bajé del colectivo no sin antes recordar que volvías a casa a las seis y que quería estar allí a esa hora para acompañarte y cuidarte como todas las tardes. Recorrí las cuatro cuadras que me separaban de mi destino comentando con mi alma la cantidad de besos que te había dado y cómo los habías recibido sin dudar, sin quejarte, sin dejarlos pasar. Hasta que a mi alma se le dio por contestarme, y demostrarme cuánto me había equivocado. No era que me amaras, era que amabas que te amara. No era que disfrutaras de estar conmigo, era que disfrutabas de lo que te podía dar. No era que habías recibido mis besos sin dudar, era que te servían para conformarte con lo que tenías y justamente no dudar. No era que llegaras a las seis para estar conmigo, era que te ibas a las seis de su casa para no estar con ella.

Once upon another time if you had the need I'd step right in the shoes that you've been walking

Buenos Aires, 23 de julio de...

Supongo que ya te habrás dado cuenta de que no estoy ni voy a estar más. Cuando saliste esta mañana decidí seguirte para solamente confirmar mis sospechas. No te voy a dejar que me destruyas, no sos quién para hacerme sufrir. No tengo más que decirte. Todo lo que te amé, todo lo que te amo, no vale más nada. No cuentes conmigo, no cuentes siquiera con mi recuerdo, con quien fui, porque si no eras quien yo pensaba, quien yo amaba, entonces lo que sentía tampoco valía.
Podés seguir con ella, podés disfrutarla, podés amarla, podés ser quién quieras ser con ella, pero jamás, jamás podrás conocer lo que es que te amen como lo podrías haber hecho conmigo.
No ganaste, no creas eso. Que tampoco lo crea ella, no dejes que lo crea.
No te olvides que todo vuelve, siempre.
Y que el 23 nunca se vaya de tu mente, jamás.


Mariposa traicionera todo se lo lleva el viento

20 de julio de 2007

amigo*

A veces no es lo que parece.
No hay más formas, no hay más color.
Queda la tinta, el papel, la brocha y el pintor.
Y aunque parece limpio, sabemos que se ensució.

A veces no es lo que parece.
Elegimos palabras para completar una definición que en el fondo
no vale.
Llenamos de significado a la nada.
Y aunque lo neguemos, sabemos que no es lo que parece.

A veces es lo que parece.
Y entonces perdemos el sentido.
Nos ahogamos en ese mar de preguntas que surge sólo de saber.
Y lo que parece, a veces deja de ser.

A veces no es lo que parece.
A veces es lo que parece.
A veces nos ahogamos en la desconfianza.
A veces nos ahogamos por saberlo.
A veces, pero sólo a veces,
que estés a mi lado es lo único seguro.

19 de julio de 2007

arte puro*

Ariana precede la reunión. Los más grandes artistas del mundo se han reunido bajo el manto insospechable e insoslayable de quien los puede llevar a saber quiénes son. Con las capuchas en las cabezas, amas y amos del ridículo actúan como normales y prefieren simular que nunca se perdieron, que nunca se fueron del lugar.
Ariana anuncia que comienza la sesión. Los más humildes creadores esperan su turno afuera de llenar los espacios con fonemas, las mentes con remodeladas ideas nuevas. La apertura de puertas acompaña al protocolo que rige la función que han armado detrás de tan pesado telón.
Ariana decide terminar la discusión. Los más sinceros acordes resuenan detrás del silencio de la despedida, que espera ser lo suficientemente corta para que sea larga. Los músicos hacen oídos sordos, los escritores intentan no leer, los pintores duermen con los ojos abiertos, y los hipócritas profesionales desarrollan sus más altos talentos al momento de actuar.
Ariana cierra con llave las puertas del recinto. Los más excelsos autores de historia escapan a sus aposentos hasta la próxima junta, soportando la idea de no volver a despertar o a acompañar la lógica del mundo.
La nota en el diario se tituló: "Gran reconocimiento de los críticos a la nueva exposición de arte moderno".
¿Desde cuándo moderno significa dormido?

13 de julio de 2007

La parada

Lo dejé esperando la próxima parada. Mientras me bajaba del colectivo arrimé mis ojos a los suyos, hipnotizados por esa insulsa pantalla miniatura, angosta , fría y aburrida. Creí que no me veía, aún no lo sé. Quizás preguntándole el nombre, o si me veía hubiese contestado muchas de mis preguntas.
Lo dejé viajando en ese próximo camino, quizás irrepetible o quizás inolvidable. Quizás rutinario o quizás aburrido para tantos. Quizás, en algún punto, en alguna similitud con un casino, azaroso, pactado por el destino para que lo conociese.
Lo dejé al lado de la puerta, al lado de la salida, listo para seguirme, listo para olvidarme, listo para reconocerme, listo para no mirarme. Podía elegir cualquiera de las opciones y ninguna de ellas era perfecta. Muchas eran fáciles, otras más complicadas, otras más divertidas, otras más rebuscadas. El punto es que lo dejé teniéndolas en la palma de su mano, en la planta de sus pies, en el tono de su voz.
Lo dejé en la parada, cuando lo choqué mientras llegaba a esperar el colectivo que nunca debería haber tomado.

9 de julio de 2007

Afrodita

Ahí la vi. La belleza personificada. Entusiasmaba, excitaba, despertaba en mí los más fuertes sentimientos (y los más profundos). La miré a los ojos y traté de decifrarla, letra por letra, símbolo por símbolo.
Rubia; ojos verdes, de esos que no muestran nada más que lo que quieren mostrar; más alta que yo, pero no me molestaba; la boca con una sonrisa brillante; la nariz respingada; los bucles amplios y suaves. Traté de entender qué intentaba mostrar con esa imagen, pero cuánto más trataba de entenderla más me daba cuenta de que no había nada destrás de esa imagen, de que era simplemente bella.
Irradiaba luz, era una estrella, o una especie de fuente de luz. Algo así como un brillo que llegaba a todos y nos empapaba, que nos despertaba y nos hacía sentir vivos. Cuanto más la miraba, más me encendía, más me hipnotizaba con su mirada, su voz, su ser.
Y llegó ese momento en el cual todo desaparece, todo se rearma, todo vuelve a ser como al principio de los tiempos y entré en el inexistente limbo. Sentí que por primera vez salía de mí y entraba a otra persona. Ya no era yo, era ella, pero al mismo tiempo la que sentía eso era yo. Era yo entiendo lo que era no ser yo.
Las seis de la tarde en el subte en la porteña ciudad de Buenos Aires no es el mejor momento ni lugar para dejarse llevar por la belleza más pura y hundirse en un limbo de perfección. Evidentemente, por lo menos eso pensaba la mujer que sin ningún cuidado se encargó de hacérmelo saber cuando me pegó ese codazo en las costillas. Volví a la Tierra para verla salir por la puerta del vagón en esa antigua estación del centro, populosa y heterogénea, con su porte de diosa Venus al mejor estilo Boticelli, pareciendo pintada con los trazos más dulces, suaves, sensuales, maravillosos y exactos.

Cuando salió, en el vagón no quedó más nada, salvo la aureola de lo divino que se fue, y lo mortal de las presentes, que sin importar lo mucho que nos esforzáramos jamás podríamos competir con Afrodita. Ellos ya habían caído en la tentación, quizás mucho antes de que alguna de nosotras pudiese haber hecho algo para salvarlos de perderse en su irrealidad.

29 de junio de 2007

Pinked by you

Shake the smile of my wings
you make me feel I can't breathe
you show the world what i'm not doing right

Close the light of my eyes
why shouldn't leave you and run?
why would I love you, even when I can?

No one to tell you
to help you, to save you
nobody is believing in you

No one to fight you
they don't wanna hear you
they're tired of what you do

I'm going down this river once again
I'm drowning in your voice and can't be saved
I bought your understanding kind of self
I drop the coin and it never never ended twisting

Silence the thunder from my back
but you can't do it, but if you could tried
and there's no return on what you've done on the night

No one to teach you
you're closed to me ans them
they won't complain but they won't pray

I'm going down this river once again
I'm drawning in your voice and can't be saved
I bought your understanding kind of self
I drop the coin and it never never ended twisting

Shut up 'cause I'm going down the spine
The chill you're making me feel won't stop
But I can make it end
You know I really can


And you are afraid of knowing that I can

24 de junio de 2007

.i'.m.u.s.i.c.

So when I feel I could crush
something is keeping me alive
it has no face, it has no life
I look above all the stars
I listen at every sound
I get to know what is that

I saw you trying to make me
I felt you trying to help me
I sensed you trying to teach me
But I can't do much more


And of all the things I try
of all the things I pray for
of all the things that fill me up
One of them will catch me when I fall
I'music, that's all
And of all the things you patch
of all the things you scream for
of all the things that freak you out
One of them will never leave me to fall
I'music, we're music
That's all

Sometimes you think I decide
when I will cry and deny
You just don't get it, don't you hon?
It's my heart the one to follow
and you can't teach me, you don't
But there's something inside me to try

I heard it when it screamed
inside all over me and deeper
I knew I had to hunt it then
But now I have and live it

And of all the things I try

of all the things I pray for
of all the things that fill me up
One of them will catch me when I fall
I'music, that's all
And of all the things you patch
of all the things you scream for
of all the things that freak you out
One of them will never leave me to fall
I'music, we're music
That's all

Noooooo
You won't fix me while I'm crying
Noooooo
You don't know what I'm trying
I feel it, it lives in me
I feel it, I live for it

And of all the things I try
of all the things I pray for
of all the things that fill me up
One of them will catch me when I fall
I'music, that's all
And of all the things you patch
of all the things you scream for
of all the things that freak you out
One of them will never leave me to fall
I'music, we're music
That's all

22 de junio de 2007

Unwritten

I have been lonely
Yeah, so lonely
Lots of times in my life

I thought it was over
Done and over
I could live it right now

But then I wake up every morning
watching everything fall apart
It's like nobody allows me to be real
they don't like who I am

Why do the feeling I hold inside
look so familiar when they should look so far?
Why am I praying for this life to start
if I should have been living it for so many time?
Why looks so angry the smile in her eyes
as if nobody could tell me that I'm gonna be fine?
Why should I keep on living this lie?
I don't trust anyone no longer and I don't wanna be fine

So many voices have pressed all over me
the buttons to crush
And now they tell me I'm an MVP
How not to see it's a lie?

The people that I've always loved
now are letting me fall
Don't try to tease me with your answers
I'm not an idiot you know?

Why do the feeling I hold inside look so familiar

when they should look so far?

Why am I praying for this life to start

if I should have been living it for so many time?

Why looks so angry the smile in her eyes

as if nobody could tell me that I'm gonna be fine?

Why should I keep on living this lie?

I don't trust anyone no longer and I don't wanna be fine

And I don't wanna keep on playing the part of the dumb
You made me think I was an asswhole and now you try to rewind
Had no one ever told you that there are things not to try?
I've never been so sad or angry like I'm with you right now

Why should I leave my world believing
that yours is so much more fine?
Nobody try to give me answers
you just think they're too much
I've gotta tell you something
Doesn't matter, you won't mind.

14 de junio de 2007

Hasta el fin del mundo

Y te seguiré hasta el fin del mundo.
Y allí donde nos prometieron que no habría nada
encontraremos una isla.
Y allí donde nos prometieron que habría una isla
encontraremos agua.
Y nadaremos en ella sobre nuestras almas.

Y te seguiré hasta el fin del mundo.
Y allí donde nos prometieron que habría todo
no encontraremos nada.
Y nos sentiremos desahuciados
pero estaremos juntos y entenderemos
que hemos encontrado todo lo que buscábamos.

Y te seguiré hasta el fin del mundo.
Y cuando lleguemos
nos daremos cuenta de que no existe.
Porque el fin del mundo estará
allí donde nuestro amor se acaba.

11 de junio de 2007

Sarah

Volvió a mirar el vaso vacío que tenía enfrente y se arrepintió de no haberlo llenado. Mientras escribía en su computadora personal, Sarah trataba de imaginarse la próxima palabra que vendría a su cabeza. Era un proceso difícil, pero entretenido; hacía mucho tiempo ya que el escribir se había vuelto rutinario.
Cinco años pasaron desde su primer trabajo serio como redactora de la "nueva revista para la mujer" . Bueno, serio. Eso es lo que le decía a todo el mundo, salvo por la parte de para quién escribía. "Empecé en una revista de tirada mensual millonaria" se limitaba a acotar.
Apariencias, eso era todo lo que importaba ya. Empezó siendo un trabajo sumamente ideológico, moral y fantástico, único en el mundo. Escribía, disfrutaba, era como ser rockera de nivel mundial a los 20 pero en el ámbito que a ella le interesaba. Ergo, era muchísimo mejor. Ahora, se limitaba a aparentar que disfrutaba sus escritos, que quería a quienes la querían, que escribía lo que le gustaba y que decía lo que pensaba. Tenía bien en claro que no era así: decía lo que sabía que querían los demás que dijera, escribía lo que le pedían, no podía soportar a quienes la querían, aborrecía sus escritos vacíos e insignificantes.

Sarah volvió a su escritorio y retomó las últimas palabras que había escrito: "para este verano". Casi podía decir que si no lo estuviese escribiendo en ese mismo instante y hubiese leído esa frase de entre un grupo de sus notas mezcladas, jamás podría haber adivinado sobre cuál de todos sus reportes se trataba. Esa era una de las frases más repetidas, pero claro, a las mujeres lectoras de la revista no les molestaba, si eran tan falsas como el invierno en Ecuador. Todavía no se había cruzado con una graduada en Trabajo Social, con una maestra jardinera de un barrio carenciado o con una desocupada ama de casa de los suburbios que se entregara durante su tarde a leer ese conjunto de 100 páginas, 10000 palabras, 15 temas que se le entregaba quincenalmente en la entrada a su hogar.

Y ahí estaba ella todavía, sentada en su escritorio de esa redacción fría y desconsiderada que lo único que intentaba era alcanzar su máximo poder de persuación acerca de la tristeza y genialidad de la moda. Ella, la más fuerte y brillante de su clase universitaria, cualquiera que le nombraran. Ella, la que tenía la capacidad y el poder de modificar su propio futuro y, porqué no, el de alguna redacción de ya gran reputación, eligió, como suelen hacer los hombres mortales, el camino fácil.

Le habían enseñado cómo pintarse, cómo vestirse, cómo hablar y mentir en un mundo que la rodeó toda su vida. Así nació, creció y vivió hasta ese momento: ¿por qué habría de cambiar ahora? Lamentablemente, conocía la respuesta: porque podía, porque debía, porque se lo debía. Pero sencillamente no podía, era imposible. El frío que la rodeó todos esos años habría alcanzado su objetivo: ahora ella era una más de las resignadas.

4 de junio de 2007

Said my reading

After all the things we always talked I'm dizzy
Where did we miss it? Are we dismissing?
Has just passed the right train back to healing?
I'm really ready to forget what I'm missing

Sincerely yours, I'm looking for a mirror
You didn't tell me ever where there was an ambition
You took me there when we were still so vicious
Forgive m for loosing all the contradictions

And I kept hidden all the hopes and feelings
And I felt like I was falling and pretending
Nobody ever would understand the meaning
No, ever

I quote the reasons why we lost all the rhythm we had
I saw you by my side breathing while I was falling in your kisses
Close the past and left the unforgiven back where we can see it
Please leave it so I don't have to reach it

Nobody ever warned about the danger
How could I see it? Were you really an stranger?
Cut the words that now I'm not a hater
How could I be it? I'll always be with you right there

We were excited about in the world our mission
They told us better, why pay them attention?
Suppose there's something for their protection
is now the time for us to be outrageous?

You said you forgive yourself, are you kidding?
You promised me you'll stay here, I didn't listen
There's no way I'll hear you
No way

I quote the reasons why we lost all the rhythm we had
I saw you by my side breathing while I was falling in your kisses
Close the past and left the unforgiven back where we can see it
Please leave it so I don't have to reach it

30 de mayo de 2007

Hamaca

Dónde hay una hamaca?
Antes iba lejos y volaba.

Me llevaba a donde nadie estaba.
Antes iba lejos y volaba.

Y te acordás de lo cerca que quedaba la luna?
Sé que no la conociste pero llegabas.
Aunque no te acuerdes, yo tengo la imagen
guardada en mi alma retenida.

Dónde hay una hamaca?
Me dijeron que no hay, que se escapan.

24 de mayo de 2007

PIDO LA PALABRA


El colegio está tomado. Toma rimbombante y estruendosa que surge en un momento increíble e inentendible. Anotemos los puntos claves por los que la toma se está llevando a cabo, sacados de las palabras de los voceros/comunicadores estudiantiles de la misma:

1)"Este reclamo, esta toma, no es en particular por la designación DE Virginia González Gass sino en repudio al método por el cual ella fue elegida"

2)"Nosotros vamos por el Consejo Directivo y por la unidad académica"

3)"Nosotros tenemos una propuesta de transición que es: primero, que González Gass sea declarada interina y que tenga que sea referendada apenas se declaren los consejos resolutivos; y segundo, tener un Consejo Asesor con carácter resolutivo del Colegio, el cual tiene un carácter consultivo actualmente."


(Ambos sacados del testimonio dado a TN hoy a las 9:30 aproximadamente, que pueden ver en http://www.clarin.com/diario/2007/05/24/um/m-01424931.htm)


Estos son los únicos datos que pude encontrar en toda la Web (contando el maravilloso e informativo Foro del Colegio, así como la mismísima página del C.E.N.B.A.).


La toma comenzó ayer, luego de la desginación de la nueva rectora y, según el centro de estudiantes, "es por tiempo indefinido hasta que se abra una instancia de diálogo". Por lo pronto, hoy a las 18 horas se realizará una asamblea donde se analizarán las propuestas, las charlas y las discusiones tenidas con profesores, entre alumnos y demases, y se verá cuál será la resolución con respecto al fin de semana y al lunes que viene.


Dicha toda la información que pude recabar, y no confiando en trnascriptos, sino en las fuentes de los mismos estudiantes, ahora opino yo.

Ante todo, pido que no mientan a la gente cuando hablen del colegio. El colegio tiene 2000 alumnos (aproximadamente), y según comentarios de la misma nota citada, 900 de ellos estaban a las 9 am en la asamblea. El 24 de marzo se realizó la primera asamblea del año, en la que estuvo presente por razones de fuerza mayor: se instalaron en frente de nuestra aula. Ya que estaba ahí, decidí quedarme para ver qué proponían y cuánta gente iba, en comparación con la del año pasado a la que también fui. Sin exagerar, a la hora de comenzada la asamblea, no había más de 60 personas que poco a poco se levantaban, iban, volvían, pero no estaban conscientes y atentas a lo que se discutía. Bah, "se discutía", era un extenso monólogo de un grupo (no estoy segura de si era comisión o cúpula directiva) del centro de estudiantes. Pero ese monólogo tenía un fin: convencer a los 60 chicos, en su mayoría de 1º y 2º (aunque debo decir que vi caras familiares de 4º y 5º) de sus propuestas. Como siempre, no proponen los temas limpiamente, de manera clara y concisa, sino que le dan vueltas, retoman discusiones llenas de polvo, y terminan quedando 4 para votar.

No puedo decir que alla sido así esta asamblea por la toma porque sería mentir descaradamente. No estuve ahí, así que evidentemente no puedo discutir la convocatoria. Sin embargo, hoy a las 9 de la mañana tengo muchísimas dudas de que hubiesen 900 estudiantes en el colegio, y paso a explicar porqué.

Suponiendo que lo que dicen los periódicos sea cierto, 200 estudiantes estuvieron ayer acampando en el colegio, defendiendo la posición del centro. Ahora bien, muchos de ellos debían ser de la mañana, o aunque sea una especie de tercio aproximadamente. Durante la noche estuve leyendo los comentarios en el foro (único espacio para leer posiciones de los estudiantes, aunque sea medio monopólica, ya que nadie se atreve a criticar nada, por las dudas) y los que decían de ir a la mañana para la asamble era de la tarde/noche. Los de la mañana aclaraban que iban a ir a ver si tenían clases y luego verían que hacían si no había. Ahora, si hicieron lo que yo, si a las 6 am llamabas al coelgio, específicamente te decían que no había clases porque el colegio estaba tomado. Muchos deben haberlo hecho y no deben ni haberse acercado, en particular los más chicos, a los que les cuesta más convencer a las madres (experiencia vivida). Entonces, no creo que a las 9 am hubiese 900 estudiantes. Podía haber 900 personas dentro, contando directivos y profesores, pero ¿900 estudiantes?, no estoy muy convencida.


Con respecto a los pedidos, debo decir que estoy de acuerdo con uno: el Consejo Asesor debe ser resolutivo, sino, es una monarquía del rector, que hace y deshace sobre todos los temas a piacer. Ahora bien, los alumnos (y ahora sí me cuelgo de escuchas radiofónicas) no pueden elegir qué profesores pueden dar clase y quiénes no. No tenemos ni el derecho ni la capacidad pedagógica ilustrada como para entender qué programas de estudio son los mejores. Somos ESTUDIANTES SECUNDARIOS para todos los que lo hayan olvidado. Cuando saquen el título en Ciencias de la Educación, cuando hagan Pedagogía, Psicología, o un X profesorado, hablaremos. Por lo pronto, y desde lo cognitivo, no tenemos los conocimientos.


Luego, la forma de elección de la rectora no fue una "imposición" como dice el centro en su página. Actualmente, la elección de rectores de los colegios pre universitarios se realiza por el Consejo Superior de la UBA, nos guste o no. Y así, por medio del consenso de los poco miembros que se pudieron comunicar con Hallú, se le permitió la elección por un decreto "ad referendum" (Nota: esto es lo que dice Hallú, si es verdad o no, escapa a mis posibilidades de conocimiento).

Si es "ad referendum", significa que tendrá que ser ratificado. Entonces, ¿por qué no pedir que seamos parte de ese consejo resolutivo o referendum nombrado que afirme, en lugar de crear una afirmación paralela estudiantil dentro del colegio, que tendrá validez sólo dentro del mismo?


Por último, y lo más importante: perdieron de vista, de foco, todo lo que lograron el año pasado. Se jugaron por la toma y la consiguieron, cosa que restableció cómo debía funcionar el estudiantado en el colegio, y dejó de lado la tiranía del rectorado. Pero ahora desviaron el camino, se metieron en un tema pantanoso, en el momento más oscuro. La propuesta de los consejos resolutivos podía presentársele a González Gass y, si no la tomaba, entonces realizar la toma. La idea de la interinidad de la nueva rectora creo que es el único punto por el cual la toma está bien ubicada en tiempo, y debo decir que yo creía que iba a ser nombrada interina, no permanente, más allá del referendum a pronunciarse.


Y ahora sí, de verdad termino, están haciendo una toma que, para el afuera, no tiene fundamentos ni bases claras. Yo desde acá trato de buscar porqué lo hacen, cuál es la finalidad, qué gana el colegio con esto y me tomó una hora encontrar los tres puntos citados arriba. Traten de demostrar porqué lo hacen, porque sino, en el mundo exterior, quedan como una manga de pendejos al pedo en la vida, que no entienden nada de nada y que como no quieren tener clases toman el colegio con alguna excusa estúpida. Están buscando algo importante. No importa quién esté de acuerdo o no, pero acuérdense que siempre pesa más algo con un valor mancomunado, como el que quieren que tenga el próximo rector, y no algo impuesto, de manera poco clara y difícilmente explicable.


PD: Conrespecto a eso de que "si nosotros tomamos el colegio, nosotros tenemos el poder de decisión sobre todo", bueno, no. No podemos decidir todo. Hay algunas cosas que respetar. Si bancan la causa, aguántense que los profesores estén en contra y den clase. Uno no soporta una posición sólo estando a favor y dejando de lado a los que están en contra, sino es muy fácil. Hay que bancarse la contra, la oposición y aprender a enfrentarse a pesar de las consecuencias. Dejar afuera del colegio a profesores y preceptores, fue la salida fácil para evitar tener que decidir si realmente todos los que estaban ahí adentro se jugaban o no por la toma. Si uno sabe que no tiene falta y que no hay sanción, es fácil estar ahí adentro, proponiendo y discutiendo, pero si la falta y la sanción aparecían, ¿cuántos de los que están ahí dentro ahora se hubiesen ido?


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Fe de erratas: todas las faltas de ortografía (un "alla" por aquí, algunas dislexias tecladísticas por allá) son por escribir rápido y con algo de lo que se llama pasión el texto. Pido disculpas y espero que comprendan.

10 de mayo de 2007

Como debe ser

7:30 AM:
Sonó el despertador. Auténticamente despierta, Sofía observó como todos los días cada uno de los rincones ocultos de su habitación, casi como si pudiese ser el último día. Después, siguiendo con su auto-instituida rutina, respiró profundo, sintiendo el aroma que desprendían los jazmines del balcón. Sabía que era peligroso, pero hacía mucho tiempo que había decidido que, si iba a vivir, iba a vivir bien, y a ella le gustaba despertarse así. Suavemente se levantó de la cama y apoyó los dos pies en el suelo plastificado. Otro día más que llevar adelante.

Hacía diez horas que no dormía y el insomnio estaba ganándole a mi paciencia. Sonó por centésima vez en esa noche el teléfono y volví a ubicar mi voz en el casillero de “Hola, mi nombre es Daniel, ¿en qué puedo ayudarlo?”. Cuando la mujer, que por la voz parecía una señora mayor con serios problemas para entender las nuevas tecnologías, casi en un grito histérico al mejor estilo de Skrik, decidió usarme como “puchinbol” y luego cortarme al sentirse frustrada por su incapacidad técnica, miré con rencor el reloj de la PC, esperando poderme ir. Por suerte, ya marcaba las 7:30am.

10 AM:
Caminó dos cuadras hasta el subte y no se enojó cuando vio que estaba suspendido. Retrocedió las mismas dos cuadras para tomar aquel colectivo que, si bien tardaba tantísimo más que el subterráneo para llegar al mismo lugar, le permitía reencontrarse con su ciudad. Recién en este retroceder se permitió observar un cartel pegado de mala manera, inclinado y con dos esquinas ya despegadas. Era uno de esos carteles que había visto tantas veces, pero recién ahora, cuando no creía que entenderlos le sirviera, Sofía les prestaba atención. Llegó el colectivo y se subió pensando en que, si quizás les hubiese prestado atención antes, ahora no estaría yendo a Lima 340.

Así como el cansancio me había irritado, también me hizo tropezar mientras volvía. “Abrilo con cuidado, sin usar dientes ni tijeras”. El contraste entre el naranja y el blanco me llevó a leer el cartel que se encontraba frente a mí cuando me levanté. Honestamente, cuando veo los carteles, las charlas, la efímera preocupación de todos los medios y de la gente sobre el SIDA el primero de diciembre, no puedo creer en otra cosa más que en que somos hipócritas y no nos importa en realidad. Por lo menos, a mí no me preocupa, porque me cuido y no me va a pasar. Lo único que me preocupó en ese momento fue correr para alcanzar el colectivo.


1 PM:
Caminó hasta el subte y se alegró de que ya hubiese vuelto a funcionar. Antes de alejarse de la oficina que recién había visitado en pleno centro, Sofía se preocupó en volver a contar por centésima vez los remedios y asegurarse de que no le faltaba nada. Con todo confirmado, bajó las escaleras, compró su pase y entró al antiguo sistema de rieles que tanta gente utilizaba para ir y venir pero que, a diferencia de ella, no valoraba como elemento artístico. “Esta estación sería una buena locación para mi corto”, pensó. Subió y se resignó a entender que, a diferencia de lo que le pasaba a otros compañeros, a ella no le darían el asiento, por más cansada que se sintiera.

Mientras disfrutaba de mi colchón, soñé con la noche que iba a venir. La esperaría con velas y una cena romántica, para que no pareciese que estaba tan desesperado. Hacía seis meses que no la veía y no podía esperar más para tenerla entre mis brazos y sentirla de nuevo. Me acomodé de costado y, con sonidos suaves del arrullo del viento entre los pétalos de las flores que ella me había dado hacía tanto tiempo ya, concilié el sueño y empecé a imaginar todo lo que no podía durante el día.


3 PM:
La llave entró en la cerradura con dificultad, como siempre, porque nunca quedó del todo bien esa puerta después del problema de humedad. Dejó las bolsas sobre la mesada de la cocina y prendió automáticamente la radio. Recorrió estaciones y ninguna la conformó, así que la apagó y prendió la televisión. Encontró un programa en el que, para variar, hablaban del SIDA en el día internacional de la lucha contra el SIDA. Por primera vez en veintitrés años sentía que le encantaría que esa misma charla se viese el tres de octubre, el diecisiete de julio y el cinco de enero. Se sentó en la cama, subió el volumen y prestó atención al especialista en el virus, y escuchó lo mismo de siempre: “todavía no hay cura, todos saben, pero se están haciendo avances impresionantes en la investigación”, “la mejor cura es la prevención”, “los jóvenes de entre quince y veinticuatro años son las principales víctimas del SIDA, que afecta en la actualidad a unos 40 millones de personas en todo el mundo”, y otras yerbas. Ahora Sofía comprendía todo lo que escuchó tantas veces y aprehendió tan pocas.


Sin poder dormir por la excitación de lo que pasaría esa noche, me levanté de la cama y prendí la televisión. En el canal en el que la había apagado la tarde anterior, hablaban del VIH, lo que no me sorprendió, siendo primero de diciembre. De todos modos, no sé bien que decían, sólo me preocupaba en ese momento qué comeríamos, qué me pondría. Tenía que verme bien para ella. Me costó tanto convencerla...Seis meses!


7 PM:
Entró a bañarse y eligió un buen baño de inversión. Estaba cansada, agotada, pero era una buena noche para despejarse y alegrarse un rato. Estuvo sumergida hasta que las sales se volvieron agua, salió a la loza caliente y agradeció haberle hecho caso al arquitecto. Siempre se preguntaba si sería él la única persona que conocería por completo su hogar. ¿Su hogar? Quizás si ella no podía conocerlo, entonces era el hogar del arquitecto, y simplemente su casa. No, esas eran pavadas. Tomó el vestido negro escotado y, junto con las sandalias de taco aguja y la gargantilla, hizo el conjunto más sexy que podía crear.

No sé.. no estaba conforme con el arreglo en la mesa. Reacomodé las velas. Ahora sí. Estaba feliz con el resultado. Me fijé que estuviera el CD en el equipo y disfruté del aroma de lo que estaba en el horno. Dejé que toda mi alma se regocijara en ese aroma y me senté a esperar que llegara el momento.


9:30 PM:

Tocó el timbre, y esperó frente a la puerta. Ese era el día para decirle porqué tardó tanto tiempo en llegar a esa instancia. Era dfícil, pero sabía que era el único que no iba a asustarse. Cuando lo vio disfrutó de ver su presencia, pensó en lo hermoso que era y en lo que lo quería. Sabía, después de mirarlo a los ojos, que podía confiar en él.

Estaba hermosa. Saludarla fue el mayor placer del día, sin lugar a dudas. No sabía que podía sentir eso, pero ella era la persona correcta. La única que me podía llegar a hacer feliz. Pero, cuando la miré a los ojos, vi algo que no estaba bien. Algo que ocultaba, o que no quería ocultar pero no podía evitarlo.

12 AM:


Las miradas se cruzaron. Una fue para abajo, resignada. La otra, no salía de su asombro. Hasta que salió. Y sonrío. Destruyó el silencio y dijo:

Te amo.

Más allá de todo.

Como debe ser.

GENTE LINDA








-Fóbico... pero lo que tengo de fóbico, lo tengo de buen tipo...
-Que vivo a la defensiva... y la nariz, que es lo más...
-Tres kilos de más... que van a seguir conmigo mientras el mundo tenga asados, sábados y amigos...
-Una alergia al sol... que me hizo conocer al dermatólogo, que hoy es el papá de Rosario y Manuela.
-Si todo volviera a empezar, volvería a ser lo que soy...eso incluye los dientes...

Para los que nos sentimos privilegiados por no ser divinos, impecables, rutilantes, espléndidos. Para nosotros, la gente linda.Para los que no buscan ser perfectos.


1) Pelada--- =)
2) 1,58 (con tacos)
3) ME CUESTA DELEGAR
4) Pareja dispareja
5) Canaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas!!!!!!!
6) Me como las uñas
7) Bailo pésimo
8) Ella ronca

Sentirse bien es una elección...

27 de abril de 2007

La Noche

Nunca pensé que las luces del centro pudieran estar tan prendidas y apagadas al mismo tiempo. La noche las ha encendido, y las ha descendido para entusiasmarme. Lo que no sabe es que no va a ser tan sencillo, porque uno de sus ángeles me ha lastimado. Lo entiendo, esto es como un resarcimiento, pero nada podrá arreglarlo. Los mares no son tan fáciles de secar, ¿saben? El hecho es que este cuervo, que parecía increíble cisne al atardecer, removió en mi ser un conjunto de cosas que no debían ser tocadas. Las cambió de lugar, las desarmó, las investigó. No se dignó a reubicarlas, a rearmarlas, a no mirarlas. Simplemente, no se animó.
Ahora, los sonidos dentro de mí se hacen más profundos que los de afuera. Las luces no desaparecen, y el ritmo del movimiento no hace más que hacerme volcar la tinta de manera irregular, lejos de lo que deseaba. Sin embargo, nada tan real, tan parecido a mi ser ahora. El cuervo ha desaparecido hace ya largo rato, pero la noche ha entendido lo que él hizo, y no deja de hacer nada para reivindicarse. Igual no alcanza.
Las luces se vuelven más lentas. No sé si es mi relato, mi movimiento o la niebla que existe en mí lo que las desacelera, pero ahora se mueven más despacio. Creo que la música (que el azar eligió sólo para mí, en una mezcla de honor y castigo que no tiene límite aparente) también ha contribuido.
Como un suspiro, las luces terminan por desaparecer. En un delirio negro, que no fue creado por nadie más que el cuervo, la noche y todos sus intentos se alejan de mí. Puede haber sido lo sincero, lo malo, lo horrendo; puede haberme cansado el sufrimiento. Por ahora, lo único que sé, es que hasta aquí llegaron mis lamentos.

Érase una vez


Érase una vez el recuerdo de un relato. Dicho recuerdo, retenido y olvidado al mismo tiempo, descansaba paseando por interminables laberintos de tiempo y espacio, en los cuales se iba mezclando y borrando con otros relatos.


Érase una vez el recuerdo de algo. Dicho recuerdo, casi olvidado al tiempo, descansaba en interminables laberintos donde se mezclaba mientras se fusionaba con otras historias.


Érase una vez un relato. Dicho, recordado y casi al mismo tiempo, en interminables laberintos de tiempos y espacios en los cuales se iba mezclando y borrando.


Érase una vez un relato del recuerdo. Dicho ese relato, el recuerdo casi recordado, descansaba en interminables laberintos, que en tiempo y espacio, no podía ni mezclarse ni fusionarse con otras narraciones.


Érase una vez un autor que retomó todos los relatos, todos los recuerdos, todos los relatos de recuerdos y todos los recuerdos de relatos, los separó por medio de mentes en blanco y los rearmó y fusionó, borrándolos por medio de espacios y tiempos, creando otra historia.

20 de marzo de 2007

Kindda what I can't tell

I'm goin down, goin down once again
I'm fallin down, fallin down once again
I just can't stop lookin you're prayin to be
I forgot all the things that you said just to me

Let's pretend there was nothing else to do
Let's pretend you were the last one to fool
Let's just show them that they were wrong
Let's forgive all the things we have lost
And I, I don't know when I'll be ready to leave
And I saw too many lights to know right now which one I should believe
And I, I don't feel I'm in place of
leaving behind all the things that I've done
to me
to us

I've hidden the dark between my two own eyes
I've reached my own self and right now I will cry
I've seen yourself with and without mine
I've told myself to run away and denay it all from now

Let's believe we were the right perfect ones
Let's believe you've done everything and none
Let's undo what you feel there's no need to have in our minds
Let's pretend we're the right ones

And I, I don't know when I'll be ready to leave
And I saw too many lights to know right now which one I should believe
And I, I don't feel I'm in place of
leaving behind all the things that I've done
to me
to us

Sorry for lettin you just know all these things
through this song
Sorry for makin not real,
let you not believe

And I, I don't know when I'll be ready to leave
And I saw too many lights to know right now which one I should believe
And I, I don't feel I'm in place of
leaving behind all the things that I've done
to me
to us