13 de julio de 2007

La parada

Lo dejé esperando la próxima parada. Mientras me bajaba del colectivo arrimé mis ojos a los suyos, hipnotizados por esa insulsa pantalla miniatura, angosta , fría y aburrida. Creí que no me veía, aún no lo sé. Quizás preguntándole el nombre, o si me veía hubiese contestado muchas de mis preguntas.
Lo dejé viajando en ese próximo camino, quizás irrepetible o quizás inolvidable. Quizás rutinario o quizás aburrido para tantos. Quizás, en algún punto, en alguna similitud con un casino, azaroso, pactado por el destino para que lo conociese.
Lo dejé al lado de la puerta, al lado de la salida, listo para seguirme, listo para olvidarme, listo para reconocerme, listo para no mirarme. Podía elegir cualquiera de las opciones y ninguna de ellas era perfecta. Muchas eran fáciles, otras más complicadas, otras más divertidas, otras más rebuscadas. El punto es que lo dejé teniéndolas en la palma de su mano, en la planta de sus pies, en el tono de su voz.
Lo dejé en la parada, cuando lo choqué mientras llegaba a esperar el colectivo que nunca debería haber tomado.

1 comentario:

luther dijo...

Pau!

No es un poco derrotista, che? Mucho lamento! Arriba ese espíritu de lucha por la felicidad!

Ahora, eso sí: me gusta =) seguí así.

Te señalo una cosita nomás: cuando uno viene siguiendo la línea abstracta de "Lo dejé viajando en ese próximo camino...", cuando uno viene flotando en los adjetivos y empezando a sentir las palabras, de pronto es devuelto a la tierra con la inclusión en ese cuadro algo tan real y concreto como un casino.
Le quita fuerza a las palabras!

No sabía de la existencia de este espacio hasta ayer =(. Me voy a poner a revisar ya mismo! Promete!

Besos,
Santi.