Nada más. Ya no espero nada más. Me ilusiono al pedo, a pesar de que sé que no me tengo que ilusionar. Me hacen ilusionar al pedo, a pesar de que aviso que no me tengo que ilusionar más.
Hace unos días me di cuenta de una cosa muy grave: perdí la capacidad de amar. Así es, porque cada vez que me ilusiono con alguien, hay algo que me baja de ondazo. Ya no m permito ilusionarme. Ya no me permitía ilusionarme, hasta hoy. Hoy me convencieron de que me ilusionara. Automáticamente me ilusioné, el esbozo de ilusión que tenía se destruyó. Es así siempre. Ya no creo que para mí haya algo por acá, por este mundo, que llene ese espacio que nunca estuvo completo. Ya no creo en nadie, ya no distingo entre quienes me quieren y quienes no, porque para mí ninguno lo hace.
Trato de seguir adelante, pero a veces es tan difícil... Hay momentos en los que me encantaría poder vivir encerrada en mi habitación, con mi música y mis elementos favoritos, sin tener en cuenta todo lo que está pasando afuera, sin tener en cuenta a nadie ni lo que piense de mí. Pero es entonces cuando la alarma suena y acá estoy otra vez, viendo qué puedo hacer para terminar ese día lo menos rota posible.
Hoy me dijeron que todo tiene que ver con mi falta de auto-estima. ¡Chocolate por la noticia! fue mi respuesta. Y es así, no es ninguna novedad que no creo en mí. Es principalmente por eso que no creo en nadie ni en nada. No creo que haya nadie para mí, no creo que pueda ser capaz de volver a querer a una persona como quise en algún momento, no creo que viva lo suficiente como para decir el día que me muera "¡Qué buena vida!", no creo, no creo, no creo...
Y así hay que seguir adelante, mostrándole a los demás que si una puede, ellos también deberían poder...