24 de agosto de 2010

La historia del amor.-

Hacía tiempo que había dejado de escribir historias de amor. Es que, a diferencia de la historia en general, la historia de amor se escribe por los que pierden. Seamos honestos, ¿a quién le gusta leer que efectivamente en algún jardín vecino el pasto es más verde? 
Me van a decir que los cuentos de hadas sí terminan bien, y que todos nos cansamos de leerlos. Lamento tener que corregirlos, pero los cuentos de hadas no terminan bien, sino que sencillamente no terminan. El encuentro inicial mágico del amor lo conocemos todos, pero después del beso del príncipe azul, ¿qué? ¿Conoció a la familia de la novia y fueron todos felices? ¿Pasó noches enteras con la mejor amiga de su princesa y nunca se le cruzó un diablito que otro? ¿Jamás se pelearon por la frazada? Vamos, los cuentos de hadas son la mitad de la historia.
Las historias completas que escuchamos siempre terminan mal. Y no hay otra forma: cuando una historia de amor termina, termina mal, insinúa algún músico popular por ahí. Ya sea que uno disfrutó de siglos con el amor de su vida, y de repente nuestro amor se decidió por aburrirse de la Tierra e irse; ya sea que lo conocimos por unas cuantas horas y nos dejó esperando con el corazón en la mano en la puerta de nuestros sueños.
Yo estoy convencida: las historias de amor las escriben los que pierden. Y por eso, hacía tiempo que no podía escribir. De buenas a primeras, él volvió a recalar en mi vida. Él, que parecía haberse esfumado con la simple necesidad de ser un recuerdo, había vuelto a despertarme. "La historia del amor la escriben los perdedores, porque nadie gana con el amor. Es una fantasía colectiva de dos que confluye los silencios solitarios en un silencio más hondo. Si alguien gana, no es amor, es consumo. El ganador se está llevando cosas de la otra persona, que lo que gana, pero siempre sabe que es como robarle un caramelo a un chico, lo que le impide estar orgulloso de ello (y mucho menos, contarlo)".
Debajo de la lluvia volví con sus palabras en mi mente, revoloteando como mariposas. Llegué a mi cuaderno sabiendo que no tenía razón. Es verdad, la historia del amor no la escriben los ganadores ni los perdedores. La historia del amor la escribe él mismo, que como todos nosotros es amo y señor de su destino; y nosotros acá, esperando a ver cuando le toca toparse con nosotros, para poderlo contar. 

1 comentario:

Ragnar dijo...

Genial. Esta me encantó.