21 de mayo de 2010

Nudo.-

Esa necesidad que me carcome ahora no es la misma que antes.
Antes, ese antes inmenso que atacaba todo lo que me rodeaba.
Esta angustia es nueva, y coincide con esa extraña manera de amar.
Incluso creo que ya no existe mi realidad, es todo fantasía.
En mi mente, un mundo mágico se crea y reprime constantemente.
No hace a mí desarmarlo o darlo a luz, es tan independiente como mi respiración.
Tu mirada acusadora en mis ojos se repite.
La película de tu partida y mi delirio se hacen una en sí.
Misteriosa manera de extrañar esta la de sufrir.
El dolor en el pecho no para, y pareciera que nada lo hace.
Desastre a mi alrededor, ruinas que se caen a pedazos.
Somos dos, soy una. 
Cada cual recita lo de cada quien y no hay palabra austera.
Como si la noche no me conociera, así, tan igual a siempre.
Y el silencio del sufrimiento corre en mis oídos
                                               [podría ser tan irreal como parece, pero no]

Ahora todo fluye en mi imaginación pordiosera.
Caen las imágenes con la facilidad de una escena fílmica.
Mis lágrimas, tus gritos, el rencor desalmado.
Quisiera ser un cuerpo.
Los cuerpos se destruyen al dejarse estar en el tiempo.
Las personas no tenemos esa suerte.
El presente, potencialmente tan agradable, no me regala su sonrisa.
Algo no está bien, dice alguien en mi mente.
Yo misma me deshago de las bondades y las risas.
Aunque no lo parezca, no soy tan honesta ni tan amena
                                                                    [somos dos los mentirosos]

No alcanza con decidirse.
No alcanza.
La presión cada vez más inútil se apodera de mi consciencia.
Mi inconsciencia se fue cuando perdió la última batalla de voluntades.
Es que nadie se queda donde no tiene nada que hacer.
Me siento frente a mí y me miro absorta. 
Jamás me imaginé tan insulsa y desabrida. 
Soy el fantasma de lo que esperaba ser.
La pantomima de tus sueños.
Tus ojos no están al alcance de mis manos, por mucho que lo intentemos
                                                                   [y sé que los dos lo queremos]

Las letras se hacen innumerables y la somnolencia empieza a vencer.
Somos los desesperados del amor.
Ese sentimiento esquivo que no nos quiere dejar en paz.
Veo el acto de nuevo y te imagino ya devastado.
Quisiera poder evitarlo, ser la persona que debería estar siendo.
No la que vos querés, ni siquiera la que yo quiero ser.
La que podría estar siendo. 
El enemigo público número uno te habla. 
Estás rodeado, no hay donde escapar ni cómo.
Cuanto más lo escondes, más te destroza.
Otra vez la noche se vuelve negra y la ciudad su perfecta cómplice.
Supongo que ya no puedo cambiar
                                       [las personas no cambian me dijiste]

Los ojos secos ya no llueven.
La hiel me atraviesa y las manos se mueven solas.
Suenan dos o tres notas ineptas.
Cuando aprendan a sonar serán realidades.
El tiempo que no vuelve pasa.
Pasa, pero no lo suficientemente rápido.
Quisiera no tener que volver a empezar nunca más.

1 comentario:

Unknown dijo...

Que delicia tu escritura, me imagino que estas haciendo un curso de lectura, muy lindos sentimentales. perdon la burda palabra.. Saludos Pau!!