25 de noviembre de 2006

No sé

No sé qué quiero, qué siento, qué puedo, qué tengo dentro de mí. Ya perdí lo que me tenía tan confiada de tenerte: el saberte a mi lado, cerca de aquí.
No tenés nombre, ni imagen ni sonrisa. O sí. El punto es que estoy confundida, perdida en el medio de la nada y del todo, de demasiadas cosas que me forman y me deforman, acompañándome así.
Contaba con mi alma, con mi vida, con mis sentidos y mi felicidad. Ahora que todo se aleja, que todo parece perdido, que no parece quedar nada más, ¿de dónde debo agarrarme para poder despegar?
Parece como si lo que vivo fuese mentira, como si lo que respiro fue irreal, como si lo que siento no estuviese acá.
Y ya no sé qué espero. Como siempre, me confundo con lo que parece cierto y sincero. Como siempre, no lo es, todos lo sabemos (menos yo) . Debería ser tan fácil jugarme por lo que deseo, pero el problema es cuando una no sabe exactamente qué es eso. Una autopista en mi cerebro me comprime momento a momento sin saberlo. ¡Tantos que han actuado para formarla aquí adentro! Y tampoco lo saben, y no lo lamento. Nadie sabe nada de lo que siento, no tienen porqué, no necesitan saberlo.
Pero a veces no alcanzan los segundos para desarmar el alma al viento. Menos que menos para entregarla por completo. No alcanzan las letras de abecedarios ni sueños de mundos distintos al nuestro. No creo que haya nada en este planeta parecido a mi sentimiento. No por original, no por no darme aliento, sino porque no entiendo que quepa en cualquier otro pecho.
Sonríen los que alguna vez causaron tormento. Es sencillo cuando no entienden que lo que hicieron fue imperfecto, porque no lo causaron por un momento, sino que quedó para siempre, dentro de miles de cuerpos. Pero los cuerpos son lo de menos, porque sólo muestran cómo el alma se decide a escapar al tiempo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Nadie sabe lo que quiere en la vida si no, entonces no seria tan misteriosa y no tendria sentido. Uno no lucha en la vida por lo que desea si no por encontrar lo que desea... Y siempre tenemos a alguien con quien contar, siempre hay alguien dispuesto a ayudarnos, y aunque creemos que nadie en el mundo nos entiende, tal vez ya ha pasado por eso, alguien que incluso nos entiende mejor que nosotros mismos aunque no lo creamos, pero a veces lo que realmente nesecitamos es contar con nosotros mismos.