10 de enero de 2009

Hay cosas más fuertes

A veces parece que el camino está empedrado, y a veces que ni siquiera hay camino. Uno encuentra escollos que muchas veces parecen más grandes y molestos de lo que verdaderamente son. Entiendo que las sombras pueden jugar malas pasadas a la vista de unos ojos no acostumbrados a un camino oscuro, pero es cuestión de aprender a mirar. 
Cuando la noche parece haber ganado al sol el espacio que es camino nos presenta, existen pequeñas linternas que tratamos de encontrar para hacer un poco más llevadero el andar. Hoy desucbrí que esas linternas no son otros que los buenos amigos. 
Los buenos amigos no son ni los más antiguos, ni los más valientes, ni los más compañeros. No señor. Los buenos amigos son esos que a uno le hacen sentir el corazón lleno cuando está completamente vacío. Los buenos amigos son los que cuando uno siente que todo se cae abajo, que el mundo se compone de silencios y mentiras, nos vuelven la creencia de que en realidad no todo es tan gris y triste. 
Hoy entendí que después de veinte años, por primera vez en mi vida tengo amigos. Creo que si no me equivoco tengo tres. Sí, ahora entiendo esa teoría de que a los amigos en serio se los cuenta con los dedos de una mano. Y como en estos días difíciles me hicieron entender que aunque todo parezca imposible, tenés que creer que hay más gente como ellos, quiero nombrarlos y saber que son mis cosas más fuertes:

Sanfran

Carla

Juli

Bender

Porque se bancaron mi mal humor y mis locuras. Porque me hicieron sentir que nunca se está tan mal. Gracias.