14 de junio de 2009

Capricho*

Tengo algo para contarte: ayer descubrí lo que es el capricho. Es una mezcla de obsesión con ausencia, que con un poco de paciencia puede incluso parecer amor. Es como una semilla, que parece de rosal, pero que no es más que de potus. O de hiedra, si tuviera. También descubrí lo nefasto del capricho: su capacidad de pintar todo de negro. El capricho es un par de orejeras que nos enfocan detrás de una liebre que, si tenemos suerte de alcanzar, nunca entenderemos para qué la perseguimos alguna vez. Desaparecen nuestros planes y deseos, nuestros ideales, nuestros instintos asesinos, nuestros frenos de mano; desaparece todo lo que hasta el momento de que nos acribillara ese capricho parecía absolutamente primordial.
El capricho es la neblina de la madrugada. Con suerte y un poco de viento a favor, por la tarde no queda rastro de ella sobre nosotros. Y está en cada uno aprender durante ese período de paz el camino que trazamos, porque es probable que en cuanto nos levantamos, vuelva a cubrirnos esa espesa neblina, dejándonos cegados y encaprichados.

3 comentarios:

Lautaro Aledda dijo...

Es hermoso lo que escribiste el 6 de agosto para Maru Lage y Alejandro Bustios.

Te doy las gracias.

Pau dijo...

Gracias. Para quienes no entiendan, son dos chicos del CNBA que fallecieron en el año 2007 y que cuando me enteré me puso bastante mal, y escribí esto. Gracias de nuevo.

Cuántas veces te dijeron que no cruzaras sin mirar.
Cuántas veces que no hablaras sin antes pensar.
Cuántas veces te dijeron que no podías escuchar.
Cuántas veces que no te tenías que meter ni parar.
Cuántas veces te dijeron que no podías hablar.
Cuántas veces que no salieras a jugar.

Y ahora quién te va a decir que no salgas,
que no escribas, que no vayas,
que no te metas, que no intervengas,
que no te juegues, que lo niegues,
que no vivas, que no pidas.

Ahora ya no queda más tiempo,
ahora podés jugar.

Para María Lage/ Alejandro Bustios

Agustin dijo...

Me encantó. Justo lo que pensaba...